CRÍTICA DE ARTE LA LUZ DE LA INTUICIÓN
La luz negra
Pintura, dibujo, cine, escultura, música, literatura, fotografía | Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) | Hasta el 21 de octubre “Sabíamos que nunca hubo un mundo para ella excepto el que cantaba y, al cantar, hacía”.
Estas palabras del poeta Wallace Stevens forman parte del texto de presentación de La luz
negra, una exposición singular que ha comisariado Enrique Juncosa para el centro barcelonés CCCB. El subtítulo, Tradiciones secretas en el arte desde los años cincuenta, indica que nos encontramos ante una propuesta que se aparta de los tonos racionalistas y pedagógicos habituales en las programaciones de los centros de arte y de cultura contemporánea de nuestro país. La luz que ofrece esta muestra es todo lo contrario de la soporífera y vana jerga estructuralista y de los habituales dogmas ideológicos.
Y no reduce al arte a dimensiones meramente formalistas ni mercantiles. La exposición que se muestra en el CCCB rescata una dimensión espiritual del arte, que fue fundamental en el nacimiento de la modernidad (con artistas como Munch, Kandinski, Mondrian, Miró, Satie o Pessoa) y que desde hace varios años es casi un tabú, como lo es la dimensión poética del arte.
En este caso, La luz negra opta por irse al extremo antirracionalista del esoterismo, la alquimia, la magia y la psicodelia, incluso tomando algunos atajos visionarios como el empleo de sustancias alucinógenas. Contiene obras discutibles, pero es una muestra necesaria, que incluye algunas maravillas de Henri Michaux (ver imagen), Bruce Conner y Sun Ra, entre otros.