¿El Besòs es norte o sur?
Cuando se intenta averiguar el origen de la convención que implantó los puntos cardinales como sistema universal de orientación salen a relucir curiosos capítulos relacionados con la navegación y que se remontan a tiempos anteriores a la aparición de la escritura. Resulta que la especie humana lleva miles de años moviéndose por los cinco continentes sin perderse, y en buena parte es gracias al amparo de dos ejes geográficos fundamentales, el que va de norte a sur y el que abarca de este a oeste.
Lo curioso del caso es que, en pleno siglo XXI, existen todavía algunas resistencias ante tal convencionalismo. El mismo título de este artículo pretende poner sobre la mesa, una vez más, el inapropiado ejemplo de las desinformadoras señalizaciones instaurado en las rondas de Barcelona. Y es que por mucho que la ciudad linde con los ríos Llobregat y Besòs, se nos antoja un tanto arriesgado dar por descontado que todo el mundo esté al corriente de la ubicación geográfica que ocupa cada uno de ellos.
Si lo que se pretendía era orientar al conductor despistado sobre el camino a seguir, hubiera sido mucho más lógico, además de simple, intuitivo y universal, añadir las indicaciones correspondientes al eje compuesto por el norte y el sur, en vez de usar los nombres de los dos ríos. En Barcelona, igual que en otras poblaciones, parece que los encargados de la señalización trabajan para los vecinos, que ya saben hacia dónde van, olvidándose del visitante desorientado.