Catalunya y la guerra de Trump
Trump ha roto todos los pactos multilaterales, incluso los que América creó para estimular la economía mundial. En 70 años, los aranceles medios bajaron del 22% al 3%, se impulsó el comercio y aumentó el empleo. En el 2001 China tuvo acceso a los mercados mundiales con bajos aranceles. Ahora Trump quiere negociar como si fuera un juego de póquer; lanza amagos de tener el mejor juego para empezar la partida como ganador. No es poco lo que exige a China, empezando por las patentes, procedimientos y tecnologías que, según Trump, China se apropió de las empresas americanas. ¿Cómo se paga eso? Imponiendo aranceles punitivos, es decir, reducir lo que Estados Unidos compra a China, a costa de que el consumidor americano pague más caros los productos electrónicos o los coches. Europa no sale mejor librada, porque nos dijo: “La Unión Europea, aunque es más pequeña, posiblemente es tan mala para los intereses nacionales de Estados Unidos como China, y lo que nos hacen es terrible”. ¿Terminará con la “cláusula de la nación más favorecida” y los tribunales de arbitraje? Es posible.
En el 2017, Estados Unidos importó automóviles valorados en más de 300.000 millones de dólares. Ante la incertidumbre, General Motors advirtió a Trump que los aranceles punitivos aumentarían en miles de dólares los precios que pagarían los consumidores americanos, disminuiría la competitividad y muchos obreros perderían sus puestos de trabajo. Y si China, como represalia, compra la soja y la carne a Brasil y no a Estados Unidos, los granjeros que votaron a Trump en el 2016 serán los que más van a perder.
En Catalunya, la industria auxiliar del automóvil empieza a sufrir las primeras consecuencias. Aunque no se exporte directamente a Estados Unidos, los accesorios fabricados en Catalunya que instalan las fábricas alemanes en sus coches de gama alta tienen que pagar aranceles punitivos que pueden repercutir en la producción de Catalunya. Y puesto que aumenta el contenido digital de los coches, la industria digital de Catalunya no es ajena a la guerra comercial. Algunos invirtieron en México para aprovechar las ventajas del pacto de Libre Comercio. Trump amenaza a los que fabrican coches y repuestos en México si no se instalan en Estados Unidos.
¿Qué estrategias siguen los países amenazados? Son cuatro. La primera, aplicar aranceles equivalentes que compensen los de Trump. La segunda la sigue China: deja que su moneda se deprecie y no le compra alimentos. Con la tercera, Pekín podría dejar de comprar los bonos del Tesoro que Trump emite en cantidades ingentes. La cuarta es la más inteligente: la UE y Japón han firmado el mayor acuerdo de libre comercio, que representa un tercio del PIB del mundo. La racionalidad siempre gana a la prepotencia.
Incertidumbre GM advirtió a Trump que los aranceles punitivos aumentarían los precios que pagan los consumidores americanos