Agosto y la bolsa
La evolución de los mercados financieros en agosto está condicionada por el menor volumen de negociación a escala global. Esto provoca que los movimientos al alza o a la baja se acentúen, aunque la variación de precios desde el inicio hasta el final del mes no recoja dichas oscilaciones. En los últimos veinte años, la caída media del Ibex del máximo al mínimo del mes de agosto ha sido superior al 8%, aunque en el conjunto del mes el descenso medio del índice no alcanza el 1%. En los diez años, la caída mínima desde los máximos del mes de agosto ha sido siempre superior al 5%. La última gran turbulencia veraniega se produjo en agosto del 2015, a raíz de la devaluación del yuan de apenas un 2%. Dicha medida desencadenó una caída superior al 16%, con descenso del 8,2% del Ibex en el conjunto del mes.
Agosto comienza relativamente tranquilo: el crecimiento estable a escala global; los buenos resultados empresariales como tónica general, tanto en EE.UU. como en Europa; el acercamiento de posturas entre la Unión Europea y EE.UU. sobre la amenaza de aranceles a los autos europeos, y la actuación previsible de los bancos centrales permiten iniciar agosto de forma tranquila.
El comportamiento de la bolsa en este mes de agosto es una incógnita. En cualquier caso, la experiencia indica que no debería sorprender que asistamos a elevadas oscilaciones de los precios tanto al alza como a la baja, independientemente del balance final del mes. Históricamente, las fuertes caídas de agosto se han convertido en oportunidades de compra.
La bolsa no descansa en agosto. Si no se producen noticias extraordinarias, reinará la calma. En caso contrario, como ha ocurrido en numerosas ocasiones, la volatilidad hará acto de presencia.