Buenas noticias desde Wall Street
En agosto, el S&P 500 alcanzó 3.453 días de alzas sin ninguna caída del 20% (que señala las posiciones bajistas), pero sí varias correcciones del 10%. Todo empezó en marzo del 2009, cuando la Reserva Federal (FED) aseguró que el 60% de los activos de la banca americana eran sanos y luego se inyectaron tantos dólares que incluso el taller de cualquier esquina pudo descontar los pagarés que los bancos comerciales rechazaban. En estos 9 años, la bolsa americana ganó 18.000 millones de dólares, pero de forma dispar. Hasta ahora ha sido la expansión más larga de la historia y en esta misma columna anticipábamos, en la “corrección” de febrero, que podían producirse cotizaciones que provocarán “el vértigo de las alturas”.
En bolsa nada se produce al azar, y las bolsas europeas, con semanas de retraso, también reaccionaron en el 2009, como demuestra el índice Euro Stoxx 600, pero con menor intensidad. Varios factores contribuyeron a esos resultados de Estados Unidos. La quiebra de Lehman quedaba en el recuerdo y la FED bajó los tipos de interés y controló la inflación. Cayeron los precios de la deuda pública a 10 años y al estar ligadas las hipotecas al rendimiento de estos se recuperó una parte de la demanda agregada. Creció la economía y muchas compañías, con mejores resultados, aumentaron los dividendos. Otras recompraron en bolsa sus propias acciones (y no sólo lo hizo Apple, antes de llegar a un valor capitalizado de 1.000 millones de dólares) y más recientemente las rebajas fiscales sobre los beneficios y la repatriación de capitales, con una amnistía inesperada, alimentaron las expectativas de ganancias que, por otra parte, contribuyeron a una sociedad con unas rentas personales menos equitativas.
En marzo del 2009, los líderes por valor en bolsa eran una petrolera, ExxonMobil, los almacenes Walmart y Microsoft. Ahora son Apple, Amazon y Alphabet (la matriz de Google) y al grupo se suman Facebook y Netflix. La incertidumbre creada por las políticas proteccionistas de Trump provocaron fugas de dólares de los países emergentes que encontraron refugio en Wall Street. Pero la bolsa americana es cara. No se puede crecer a tasas interanuales del 16% sin que el PER (número de veces que el precio contiene los beneficios por acción) llegue a 25 y todavía más si se toma el índice del premio Nobel Schiller, media de diez años, que llegó a 31 veces los beneficios.
La banca fue favorecida por la desregulación de Trump. Las acciones de cuatro de los grandes bancos ganaron el doble que S&P 500 y algunos multiplicaron cinco veces lo que valía su acción en el 2009. Para concluir, el proteccionismo nos hará más pobres a todos, pero en el camino las nuevas tecnologías van a conseguir posiciones de monopolio, que parece que es lo que valora Wall Street.
El origen Todo empezó en marzo del 2009; en los últimos nueve años las bolsas americanas han ganado 18.000 millones de dólares