Es vital la modestia en un empresario
Heconocido a muchos emprendedores y empresarios a quienes les ha ido bien. Ysuele pasar, no siempre pero sí a menudo, que piensan que les ha ido bien porque son buenos, listos o inteligentes. Es unerror. Haymucha gente buena, lista e inteligente que nunca ha tenido éxito. Yhaymuchozoquete, patán y torpe que, por estar en el lugar y momentoapropiado, han cuajado sus negocios. Miconclusión con el paso de los años, es que a cualquiera le puede ir muybien y a cualquiera le puede ir muymal. Yconeso no pretendo decir que todo es cuestión de suerte. Lo que pretendo decir es que hay que ser humildes.
La prueba de lo que estoy diciendo es que es habitual encontrar a unempresario que montó una empresa, ganó muchodinero y la vendió. Y que con lo obtenido emprendió otro negocio y le fue fatal. ¿Noafirmábamos que era tan bueno cuando le fue bien? ¿Quéhasucedido? ¿Hapasado a ser malo de repente? ¿Onoera tan bueno antes?
Ni una cosa ni la otra. Significa que hay multitud de factores, muchos incontrolables, que explican que una empresa funcione o no. Si asumimos esta premisa, es posible tejer una estrategia para afrontar la incertidumbre empresarial. La llamo Estrategia PYP, siglas de “Probar YProbar”. Haybásicamente dos formas de desarrollar una Estrategia PYP. Deforma secuencial o de forma simultánea.
El paradigma de la forma secuencial es Steve Jobs. Probaba un producto o innovación. Si salía mal, probaba otro y así sucesivamente. Es cierto que con esta estrategia estuvo a punto de enviar a Apple a la quiebra y que incluso le supuso el veto del consejo de administración, pero siguió probando con neXTensolitario y acertó lo suficiente para regresar a Apple a seguir probando.
El paradigma de la forma simultánea es Richard Branson. Es difícil hoy contar cuántas empresas conforman el Grupo Virgin –se estimian unos 360 negocios– porque cada semana funda o cierra alguna. Ymásdifícil aún es saber cuántas han ido mal porque Branson prueba y prueba sin parar. Le duele poco cerrar unnegocio porque mañana abrirá otros tres. Es obvio que los fracasos le importan, pero pone el foco en seguir probando.
Ypienso que esa sí es la cualidad de un empresario, bueno o malo. Probar y probar. Yvisto así, hace estéril el diagnóstico buen o mal empresario. Alguien dirá que el emprendedor que fracasó diez veces no era unbuen emprendedor. Yorespondería que no tuvo másdinero o más posibilidades de seguir probando y que nunca sabremos si en el decimoprimer intento habría tenido éxito.
¿Meestá usted diciendo que no hay malos y buenos empresarios? No. Sí que los hay. Loque estoy diciendo es (1) que es muydifícil juzgar y (2) que hay que ser muyhumildes en los éxitos.
Fernando Trías de Bes