El quinto neumático
Los bajos índices de reventones que registran los automóviles en la actualidad, consecuencia lógica de los avances experimentados por los neumáticos durante las últimas décadas, han llevado a una situación poco beneficiosa para el sufrido usuario que no está atento a los detalles cuando decide cambiar de modelo. Hoy, si el cliente no exige lo contrario, la inmensa mayoría de coches nuevos se entregan con un artilugio que puede ser diabólico para muchas personas, el denominado kit de reparación de pinchazos.
De entrada, sería honesto que los fabricantes de coches advirtieran a sus clientes sobre las características de uso que contemplan estos aparatos, indicados como parche provisional en caso de pinchazo sutil. Cuando el problema es mayor, la catástrofe puede ser total, puesto que este sistema no será capaz de llevar el coche hasta un taller cercano. Y aunque alguno de ellos sea fácil de usar siguiendo las normas de funcionamiento, la mayoría suelen plantear bastantes complicaciones.
Puestos a legislar artículos con sentido común, tal vez sería bueno establecer que en el mercado español fuera obligatorio el suministro de ruedas de emergencia en el equipamiento de serie. Pero ello tendría que venir acompañado por otra norma que implicara a las autoescuelas, que deberían asumir la responsabilidad de enseñar a todos los aspirantes a conductor a montar el quinto neumático y a mantenerlo con la presión adecuada para no quedarse tirados por un pinchazo.