El mundo tiene petróleo para rato
Si alguien duda aún que los combustibles fósiles –carbón, gas pero sobre todo el petróleo– seguirán siendo parte importante de nuestra vida en las próximas décadas, no debería haberse perdido la jornada titulada Los futuros de la energía: Oriente Medio y las transiciones energé-
ticas regionales, organizada por el Comité Español del Consejo Mundial de la Energía y el Club Español de la Energía. El evento contó con personalidades relevantes, entre las que destacó el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Muhammad Sanusi Barkindo.
El mensaje de Barkindo fue contundente y conciliador. Contundente porque la institución que preside maneja un tamaño de la economía mundial en 2040 que al menos duplicará el cierre de 2017, una población mundial con 1.660 millones de almas más en dicho periodo, hasta alcanzar 9.200 millones, y un crecimiento de la demanda energética un 33% superior en el periodo 2015-40, en especial en los países emergentes.
Igual de contundente resultó su predicción del mix energético en 2040, que apunta a que tres cuartos será cubierto por la combinación del crudo –el mayor contribuidor con cerca del 28% del total–, gas y carbón. Se constata, además, la fuerte necesidad de inversiones en el área petrolera, cifrada en 11 billones de dólares y justificada por las previsiones de oferta y demanda y teniendo en cuenta el declive de parte de los yacimientos en explotación. En resumen, se necesita cada vez más energía y su futuro no estará libre de fósiles.
Su postura más conciliadora admite que las fuentes de energía renovable, que los países de la OPEP reconocen y apoyan con inversiones, disfrutarán de las tasas de crecimiento más importantes hasta 2040, del orden de 7,4% anual. Barkindo nos recuerda además que la mayoría de los países integrantes del cártel ha ratificado el Acuerdo de París, centrado en un doble desafío: satisfacer la demanda energética creciente de la forma más sostenible posible.
La jornada se completó con mesas redondas, donde se abordó cuestiones de geopolítica energética en Irán y Argelia –a punto de sufrir sanciones el primero, expectativas de bonanza para el segundo–, así como el difícil equilibrio del caso turco, país que se debate entre su elevada dependencia energética de Rusia y ser miembro de la OTAN. Muyinteresante resultó el análisis sobre las transiciones energéticas de las diferentes regiones del mundo, en general lentas y con la vista puesta en combatir el cambio climático.
En el corto plazo, todo hace pensar que las perspectivas para el crudo serán favorables. Las sanciones sobre las exportaciones de Irán, los patentes cuellos de botella en la producción estadounidense, la caída de la producción en economías como Venezuela o Nigeria y la reciente negativa a aumentar la producción, acordada por los países de la OPEP y Rusia para disgusto de Donald Trump, ahondan en un potencial déficit de oferta.
Nosotros, al igual que la OPEP, pensamos y apostamos por un futuro más “verde” aunque no evitamos tener presencia en cartera de compañías petroleras, ya sean integradas o de servicios auxiliares. Esta apuesta se justifica por las buenas expectativas de resultados, sus bajos niveles de endeudamiento y una notable capacidad de generación de caja para el reparto de generosos dividendos. La aplastante realidad es que hay petróleo para rato.