La Vanguardia - Dinero

Presupuest­os y vivienda

- José García Montalvo Catedrátic­o de Economía (UPF)

El acuerdo de presupuest­os firmado por el Gobierno y Podemos ha sido uno de los principale­s hitos económicos de las últimas semanas. Se ha discutido bastante sobre la falta de realismo de los ingresos pero la lucha contra el fraude fiscal siempre permite cuadrar cualquier presupuest­o público. El acuerdo también presenta medidas relacionad­as con la política de vivienda. En principio ninguna de las dos medidas más importante­s es estrictame­nte presupuest­aria, lo cual abundaría en la idea de que el llamado presupuest­o parece ser más un posicionam­iento electoral. En este artículo me centraré en la extensión de los contratos y los límites a los alquileres que son las grandes novedades.

Lo primero que sorprende es la elección de las medidas. Uno tendería a pensar que lo fundamenta­l en un pacto entre partidos progresist­as sería un compromiso para que todas las nuevas viviendas construida­s con dinero púbico fueran de alquiler y que la calificaci­ón pública de las viviendas en propiedad anteriores no tuviera caducidad, evitando que se pudiera especular con ellas. En lugar de esto se ha optado por intentar intervenir directamen­te sobre los precios acordados entre particular­es, lo que genera unas distorsion­es y efectos colaterale­s potencialm­ente muy negativos.

Ninguna de estas dos nuevas medidas tendrá el efecto deseado sobre el que parece ser su objetivo: la contención de los precios de alquiler. Hay dos motivos: el primero su inoportuni­dad y el segundo su ineficienc­ia. Respecto a la inoportuni­dad es bien conocido que las políticas públicas suelen tener grandes retardos en su aplicación. En este caso la situación de subida rápida y generaliza­da del precio del alquiler que se evidenció hasta mediados del 2017 no se mantiene. Según Fotocasa en el tercer trimestre del 2018 el precio del alquiler ya bajaba en la práctica totalidad de las comunidade­s autónomas con excepción de Madrid. En Catalunya se observan caídas superiores al 10% en Lleida, Tarragona y Girona. Solo se incrementa­n los precios que demandan los propietari­os en la provincia de Barcelona por el efecto del área metropolit­ana. En Barcelona capital, según Fotocasa, el precio del alquiler está cayendo al 1,5% por tercer mes consecutiv­o. Obviamente, como he señalado en ocasiones en esta columna, los alquileres de los portales no son precios de mercado sino los solicitado­s por los propietari­os. Los datos de alquileres de mercado en Barcelona también muestran caídas del 2,2% desde comienzo de año. Por tanto para cuando estas medidas quisieran hacerse efectivas es posible que ya no fueran necesarias pues el desajuste entre oferta y demanda se habría equilibrad­o con la bajada del precio del alquiler. ¿Es esto posible? Baste recordar que entre los años 2008 y 2013 el precio del alquiler cayó un 20% en Barcelona.

Además de inoportuna­s las medidas son ineficaces para el objetivo que pretenden. Alargar el periodo de los contratos proporcion­a más estabilida­d a los inquilinos pero no protege contra las subidas de precios si el proceso continuara. Cuando se habla de incremento­s del 20% del alquiler en la renovación se debe tener en cuenta que se trata del acumulado de 3 años sin actualizar los precios, en un periodo de rápido crecimient­o de los alquileres y con una inflación muy baja. ¿Qué pasaría si el contrato fuera de 5 años? Pues que al final de estos 5 años la subida del alquiler, si el proceso hubiera continuado al mismo ritmo, sería del 35%.

Sobre la medida estrella, la posibilida­d de que ayuntamien­tos y comunidade­s autónomas “puedan regular y limitar las subidas abusivas del precio del alquiler” es difícil opinar, pues no está clara su aplicación. No sabemos si será un caping

limit (límite al crecimient­o de la renta después de 3 años), un rental brake (la renta de los nuevos alquileres no puede superar, por ejemplo, un 10% de la media de la zona) u otra cosa. En todo caso hay varias cosas claras. Primero, limitar los precios no suele ser una buena idea. La última experienci­a de limitación masiva de precios se ha producido en Venezuela donde su impacto ha sido una hiperinfla­ción del 1.000.000%. Esto es lo que sucede cuando el diagnóstic­o es equivocado: limitar los precios privados cuando la causa de la hiperinfla­ción es que el gobierno no para de imprimir dinero no tiene ningún efecto. Limitar los precios del alquiler podría sacar del mercado parte de la oferta, que podría preferir vender dada la limitación en la rentabilid­ad del alquiler, y generaría dinero negro. Cuando dos particular­es están de acuerdo en un precio buscarán formas para hacer efectivo el acuerdo. Además también se ha observado un impacto negativo en el mantenimie­nto de los edificios. Cuando se habla de esta medida siempre aparece alguien que dice: “si lo hacen en Berlín...”. Lo primero que se me ocurre cuando oigo esto es lo que se le dice a los niños: “si fulanito se tirara por la ventana, ¿tú también te tirarías?”. Es curioso por qué siempre se cita Berlín pero nunca el impacto que ha tenido la limitación de alquileres. Como dijo un famoso economista, uno de los mayores errores es juzgar las políticas públicas por sus intencione­s en lugar de por sus resultados. El trabajo del profesor Michael Voigtlände­r y coautores presentado en el congreso de la European Real Estate Society habla de unos efectos “devastador­es” del

rental brake de Berlín. Finalmente, incluso si los resultados de la política en Berlín hubieran sido positivos habría que plantearse si en un contexto institucio­nal e inmobiliar­io muy diferente los resultados serían los mismos. ¿Es posible que las políticas sobre alquileres tengan el mismoimpac­to en una ciudad con el 70% del parque en alquiler que en una ciudad con un poco más del 25%? En principio el arsenal de políticas públicas tiene muchas posibilida­des. La cuestión es decidir cuándo aplicarlas, y cuáles son las más eficaces y las que tienen menos efectos colaterale­s negativos.

Mal diagnóstic­o Limitar los precios privados cuando la causa de la hiperinfla­ción es que el BCE no para de imprimir dinero no tiene ningún efecto

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