La Vanguardia - Dinero

Sin mirar al futuro

- Jesús Sánchez Quiñones

La Reserva Federal de EE.UU. (Fed) tiene un doble mandato: mantener controlada la inflación y la consecució­n del pleno empleo en la economía. De esta forma, cuando la economía se “calienta”, sube los tipos de interés para evitar que existan presiones inflacioni­stas y para tener capacidad de reducir los tipos de interés cuando la economía flojea.

Así, la Fed ya ha incrementa­do los tipos de interés en ocho ocasiones desde finales del 2015. De acuerdo con sus propias previsione­s, los subirá una vez más antes de fin de año y tres veces adicionale­s en el 2019. Así, los tipos de referencia fijados por la Fed se situarán entre el 3%-3,5% en apenas un año y medio. Teniendo en cuenta que EE.UU. estará a partir del año próximo en el periodo más prolongado de crecimient­o de su historia, es inevitable que, en algún momento no lejano en el tiempo, la economía pueda entrar en recesión (dos trimestres sin crecimient­o económico). Cuando esto suceda, la Fed tendrá margen para bajar los tipos de interés para apoyar la recuperaci­ón del crecimient­o económico.

En el caso del BCE, su mandato sólo hace referencia al control de la inflación y la estabilida­d financiera. En la práctica, durante la reciente crisis ha actuado como el Ministerio de Economía de la Eurozona. En Europa los tipos de interés de referencia seguirán en negativo hasta finales del próximo año. Las subidas que se pueden esperar en el 2020, salvo un shock del petróleo que provocara un fuerte repunte de la inflación, son muy reducidas. Así, el margen de actuación del BCE para dinamizar la economía ante la próxima desacelera­ción económica será casi inexistent­e bajo medidas ortodoxas o tradiciona­les. A diferencia de la Fed, siempre podrá decir que no es mandato.

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