Comer y pensar ‘Foodies’ A la derecha del plato, el ‘foodie’ ha apartado el tenedor y la cuchara para hacerle un hueco al móvil
Lagastronomía interesa y el foodie, quees de naturaleza insaciable, hará lo que sea para estar a la última. Eso tranquiliza a quienes hanvisto un filón enel sector, porque saben quesiempre habrá algo queofrecerle para calmar su apetito de novedades: ya sea unaguía, un festival, la selección delas últimas aperturas, unaaplicación para reservar mesa, unartilugio de cocina, un nuevo premio o una web donde hundir aun restaurante en la miseria sintiéndose por undía el estirado AntónEgo deRatatouille. Esosí, el conocimiento hay queservirlo pelado, troceado y casi digerido, porque el estómago del fo odie está entrenado pero puede que se le can se la vista detanto comerporlos ojos.
Enlas librerías las novedades editoriales vinculadas a la cocina salada odulce, a los cócteles oalos hábitos alimentarios saludables (¿Quiénnotiene mediadocenade jóvenes veganos ensucomunidadde vecinos ?) han ocupado el espacio de la novela, el ensayo, los libros de fotografía y hasta la autoayuda. Las redes acumulan montañas de recetas para todos los gustos y aptas hasta para manazas.
Enelrestaurante, a la derecha del plato el foodie haapartado el tenedor y la cuchara –los dedos son la pinza perfecta para capturar los bocados pequeños y delicados quesiguen siendo tendencia– para hacerle un hueco al móvil. Hay que fotografiar lo todo y consultar enGoogleel vino quete acaban deservir oel origen de uningrediente quete suena a chino. Para muchos, la exhibición enlas redes sociales delas rutas gastronómicas delos amigos hansustituido a las insufribles sesiones dediapositivas conlas quete castigaba el vecino a la vuelta delas vacaciones. Conladiferencia, por suerte, de que hoy el público es mucho más amplio e Insta gr am nos concede el placer depulsar la opción “dejar deseguir”.
Triunfan los programas detele con sus cocinillas y sus jueces, los
influencers y los iluminados que han optado alas especializaciones más insospechadas :¿ Para qué sirve unacuenta deInstagram en la quesólo aparecen tostadas con aguacate y otros ingredientes?, ¿la deuntipo quese fotografía con los zapatos a juego concada uno delos pasteles queenseña? Triunfan las guías y los rankings; las galas enlas quese anuncian quiénes son los nuevos superchefs elegidos, ídolos para los alumnos delas escuelas decocina.
Basta apretar unbotónpara ver lo quese cuece enlos mejores restaurantes del mundoopara descubrir el nombredelúltimo supera limen toque se han empeñado en vender nos. Todo servido y casi masticado para queel consumidor noseestruje los sesos y para alimentar esa industria dedicada a la gastronómica como aspiración.
Los propios cocineros viven pendientes delas redes para estar al día delo quesirve la competencia y las stories deInstagram con las fotos delos platos ordenadas desde el principio al fin del menú degustación son unavía perfecta para espiar al colega. Para el consumodoméstico, cada día salen nuevas aplicaciones para elegir la comida que te apetece en cada momento y si quieres, sin tener quelevantarte del sofá mientras engulles capítulos detu serie favorita: el boomdelacomida a domicilio nohahechomás que empezar y el nuevo consumo audiovisual es su mejor aliado.
Sin embargo, tantas facilidades nodeberían hacer olvidar al
foodie quela única tarea a la que nopuederenunciar es la más importante: elegir lo quemira, lo quelee y lo quepruebayusar el espíritu crítico y el sentido común para discernir, entre tanta morralla, lo quevale y lo queno. Porque la industria lo sirve todo mezclado, comoelpurédelos niños. Y pensar es, guste onoguste, nuestra única defensa.