IBM compra Red Hat por la nube híbrida
Impotente para competir con Amazon y Microsoft, paga un alto precio por una firma muy cortejada
Pionera del ‘open source’, puede abrir camino a otras operaciones similares
Históricamente, es la compra máscara de una empresa de software :33.000 millones de dólares pagaráIBM por Red Hat. También es histórica porque IBM jamás ha desembolsado más de 5.000 millones por una adquisición. Y porque el precio supone una prima del 63% sobre la cotización previa, además de equivaler a 51 veces los beneficios previstos del año próximo.
IBM, antaño conocida como Gigante Azul, se achica cada trimestre; acumula años de facturación en declive, sin encontrar otro modo de defender su cotización que recomprando acciones propias. Ha fallado en su estrategia para competir en el disputado mercado del cloud computing: ocupa la cuarta plaza delranking(o la quinta, sise considera Ali baba,c entrada en China ). En realidad, sus ingresos por servicios de cloud pública crecen, perosólo la mitadquelos de sus competidores Amazon (AWS) y Microsoft (Azure).
Virginia Rometty, presidenta ejecutiva de IBM desde el 2011, cree haber encontrado la solución que compensará la grisura desumandato: la compradeRed Hat, ha dicho, “resetea” el mercado. Su razonamiento sigue esta lógica: hasta ahora las empresas han llevado a la nube sólo sus cargas más fáciles, que estima en el 20% del total; la próxima fase consistirá –siempre según ella– en una competición por capturar el 80% restante de las cargas; ahí quiere estar IBM.
Potencialmente, gran parte de ese 80% se reconvertiría a una modalidadhíbrida, quecombine proveedores de nubes públicas (e IBM lo es) con la transformación de sus centros de datos (muchos basados en sis- temas de IBM) en nubes privadas.
Este discurso lo comparten otras compañías que, tras intentar por un tiempo competir con los gigantes, han renunciado (HPE o Cisco) o, como VMware, han optado por aliarse con aquellos. Son muchos los que predican la hibridez, pero IBM busca marcar diferencias absorbiendo Red Hat, que es el mayor proveedor de software Linux empresarial. Y, por cierto, Linux es con diferencia el sistema operativo dominante en el mundo cloud.
Con esta compra, IBM se coloca en primera fila de la tendencia multicloud. Rometty –quien pronto de- jará su cargo– ha dicho que el cliente medio de IBM tiene típicamente un millar de aplicaciones que necesita reescribir y modernizar y que a menudo trabaja con varios proveedores cloud, para lo que el principal inhibidor es que esas cargas no son portables de una a otra nube.
A salvar esa barrera debería contribuir Red Hat. En palabras de Jim Whitehurst, su consejero delegado, “no se trata tanto de llevar todos los datos a la nube como de llevar la experiencia de la nube a donde están los datos”. Presuntamente, los clientes de IBM deberían sentirse a gusto haciendo ese viaje acompañados por Red Hat y su ecosistema de desarrolladores. Se infiere que, por separado, las dos compañíascorrían el riesgo de vegetar rodeadas de una industria en brutal transformación: una, IBM, lastrada por su pasado y otra, Red Hat, demasiado pequeña para plantar cara a los gigantes. Además, ¿quién rechazaría 190 dólares por una acción que el día antes valía 117 dólares?
Red Hath asido pionera del movimiento open so ur ce y prácticamente la única que ha logrado ganar dinero durante casi toda su existencia (de hecho, es mucho más rentable que IBM). Linux es abierto y gratuito, pero la versión que vende Red Hat destaca por sus mejoras y herramientas que, junto con el crucial servicio de soporte, justifique que las empresas paguen por ella.
Queda por ver cómo reaccionará el resto de la industria. Pese a las promesas de continuidad de los acuerdos preexistentes, muchos socios de Red Hat no acaban defiarsed el nuevo propietario. Aunque tampoco hay muchas alternativas en el software abierto: tal vez Canonical (Ubuntu) oSusepodríancumplir ese rol pero sin la fuerte presencia que ha sido un rasgo de Red Hat. Esta escasez de opciones –o la existencia de otro candidato– explicaría por qué IBM ha pagado por ella un precio inusual.