El éxito de ventas de las pajitas comestibles fabricadas en el Vallès
Sorbos prevé finalizar el año con unas ventas de nueve millones de euros en 40 países e investiga para sacar nuevas líneas de productos Allá donde van triunfan. Las pajitas comestible y biodegradables de la empresa vallesana Sorbos se comercializan en 40 países y la firma prevé finalizar el año con unas ventas de nueve millones de euros, nada mal para una empresa que nació hace apenas cinco años. No contentos con ello, los cinco socios fundadores siguen investigando para transformar más productos de plástico en comestibles, aunque no revelan cuáles.
Las pajitas de Sorbos se fabrican en Montornès del Vallès, donde la empresa cuenta con unas instalaciones de 3.000 m2. Son fruto de dos años de investigación y una inversión de más de medio millón de euros procedente de fondos propios.
La idea inicial fue de Víctor Manuel Sánchez, un criminólogo que ejercía de brand ambassador para una firma de licores. “Cuando preparaba los cócteles pensaba que la pajita era algo que no acababa de encajar hasta que una noche, en una demostración, di con la idea de crear pajitas comestibles, no por una cuestión de sensibilidad ambiental, eso vino después, sino como una mejora de la experiencia gastronómica”, explica Sánchez, quien asegura que al llegar a casa esa noche estuvo hasta la madrugada buscando en internet si ya existía una producto similar y, ¡sorpresa!, no lo había.
Con la colaboración de un amigo pastelero, Sánchez desarrolló el primer prototipo de pajita comestible y un equipo de expertos en ingeniería alimentaria de la Universidad de Barcelona le ayudó a conseguir la fórmula del producto. Paralelamente el cofundador indagó más hondo sobre los posibles competidores y el mercado. Entonces fue cuando se dio cuenta del movimiento global contra el plástico de usar y tirar, y en especial contra las pajitas. Sólo en España se consumen más de 5.000 millones pajitas de plástico al año, según Greenpeace.