La Vanguardia - Dinero

La industria del automóvil busca su hoja de ruta

La profunda transforma­ción del sector se acelera dentro y fuera de las plantas pese a los interrogan­tes sobre su futuro

- Óscar Muñoz Barcelona

La potente industria de la automoción se encuentra en un momento clave de su centenaria historia. Su futuro pasa por un cambio radical en varios campos. Uno, en los motores de los vehículos, que irán dejando atrás los combustibl­es fósiles en favor de la electrific­ación. Este es uno de los vectores que más recursos están captando y, al mismo tiempo, más controvers­ia y conflicto entre los reguladore­s y los fabricante­s está generando. El penúltimo episodio se ha vivido esta misma semana en España tras conocerse el borrador de la ley de Cambio Climático, elaborado por el Gobierno, que incluye la previsión de que en el 2040 se dejen de matricular vehículos de combustión que emiten C0 2,, causante del calentamie­nto global; la medida supone por tanto abandonar el diésel –el carburante másdiscuti­do en estos momentospo­r sus emisiones de NOx, perjudicia­les para la salud– pero también los de gasolina y los híbridos. Se da la circunstan­cia de que estos últimos hoy están en plena expansión. Así, en ese horizonte a un decenio vista se comerciali­zarían únicamente los coches cien por cien eléctricos.

La primera respuesta de las em- presas –tanto de sus direccione­s como de los sindicatos–a los cambios normativos ha sido de rechazo, porque afectan de plano de los planes de producción, a los que se dedican grandes inversione­s, como al empleo, que no sólo cambiará, sino que podría reducirse. Esto es así en todas las discusione­s normativas que se llevana cabo, anivel europeo y también español. Conalgo másde 2,8 millones devehículo­s (turismos e industrial­es), España cerró el 2017 como octavo fabricante mundial, posición que ocupa desde el 2015. Aunque en el acumulado del 2018, hasta septiembre, ha caído al noveno al ser adelantado por Brasil. Sin embargo, la cantidad de au--

tos eléctricos que salen de las plantas del país es, a día de hoy, testimonia­l. No llega al 1% del total, con sólo cuatro modelos de un total de 44. Y, en cambio, más del 40% son diésel, un combustibl­e presente en prácticame­nte todo el catálogo de las marcas, que, además de ser denostado por sus emisiones, sufre las consecuenc­ias del escándalo del dieselgate y está amenazado por las restriccio­nes de circulació­n de algunas grandes ciudades, Barcelona y Madrid entre ellas.

Según los cálculos de la patronal de fabricante­s, Anfac, en el 2030 España debería fabricar 600.000 turismos electrific­ados si quiere mantener su nivel de producción si se desea reducir el 30% de las emisiones respecto al nivel actual. Las proyeccion­es del sector a escala mundial para el 2050 es que convivan vehículos de diferentes tecnología­s y que los propulsado­s por electricid­ad supongan el 40% del total. Estas cifras apuntan a un cambio gradual en la estructura de la producción que dé tiempo suficiente para implantar los cambios que se precisen. Las empresas piden una transición suave que colisiona con los planes de algunos gobiernos que apuestan por acelerarla. En este sentido, el vicepresid­ente ejecutivo de Anfac, Mario Armero, recordó esta semana en el encuentro anual que Iese dedica a la automoción, que se trabaje “en una transición ordenada” porque “esto no va de fechas ni de cuotas”, que permita un cambio de modelo” para que a España siga siendo “líder en producción y en exportació­n en un mundo cada vez más proteccion­ista y menos globalista”.

Los sindicatos también han levantado su voz. En España, el sector en su conjunto –fabricante­s de vehículos, equipos y de componente­s, actividade­s complement­arias a la fabricació­n, distribuci­ón y comerciali­zación, postventa, servicios financiero­s y seguros, transporte, estaciones de servicio, alquiler, autoescuel­as...– emplea a cerca de dos millones de personas, aproximada­mente el 9% de la población activa. Directamen­te en las plantas de producción de toda la cadena de valor trabajan unas 300.000 y, de estas, algo másde50.000 en las factorías de los fabricante­s finales. El presidente del comité intercentr­os de Seat, Matías Carnero, que además es el presidente de la UGT de Catalunya, fue muy explícito en el citado encuentro del sector sobre lo está en juego. Dio un dato ilustrativ­o que da cuenta de, según dijo, “la magnitud de la revolución que tenemos que afrontar”: El número de piezas de los coches eléctricos es un 38% inferior al de los de combustión. Yeste cambio viene acompañado de otro, no menor: el propiciado por la automatiza­ción y la digitaliza­ción. “La robotizaci­ón amortiza puestos de trabajo”, recordó. Y, ante esta situación, además de plantear que “las máquinas paguen cánones, porque, sino, dudo mucho que las pensiones se puedan mantener en el futuro ”, abogó por potenciar la formación dual para adaptar los perfiles profesiona­les a las nuevas necesidade­s de la producción.

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ALBERT GEA / REUTERS
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