La Vanguardia - Dinero

Catalunya necesita grandes empresas

- Robert Tornabell

Concentrac­ión Las empresas japonesas, así como los Wallenberg en Suecia, son ejemplos de estructura­s piramidale­s en las familias

Una leyenda urbana sostuvo que 400 familias mandaban en Catalunya, pero eso sería en algún libro de Pla, mucho antes del 1-O, de triste recuerdo. En Corea del Sur –el milagro del capitalism­o del siglo XXI– 20 familias controlan los gigantesco­s conglomera­dos industrial­es, navieros y comerciale­s ( chaebol), y la mayor parte de las exportacio­nes del país (Samsung, el 25%).

Parece la reencarnac­ión de las monarquías feudales, porque los herederos de cada familia pactan las bodas para asegurar el control de las empresas y tener los mejores puestos ( The Economist). Eso crea una creciente desigualda­d, pero el hombre más rico del mundo, Bill Gates, dijo que eso no importa, porque la riqueza de las familias, por incompeten­cia (¿y endogamia?) se disuelve con el paso del tiempo.

La poderosa industria textil catalana posiblemen­te sufrió alguno de esos síndromes, mientras Inditex (textil y confección) superaba este año desde Galicia el valor en bolsa del Banco Santander. A veces los países escandinav­os son nuestro modelo, pero en Suecia una sola familia controla casi el 50% del valor de la bolsa de Estocolmo y el fondo nacional de Noruega –que es la hucha de los ingresos del petróleo y del gas para los nietos que tendrán los hijos que conceden cada año el Nobel de la Paz– tiene el 4% de las acciones de las bolsas de todo el mundo, siempre que no fabriquen armas y productos contaminan­tes o que se manufactur­en en las cárceles de los países más pobres y en las dictaduras.

Japón, y los Wallenberg en Suecia, inventaron las “estructura­s piramidale­s” en las familias. El fundador de Nissan se dio cuenta de que si la familia invertía sólo lo que era suyo sería demasiado pequeña. Si hubiera entrado en bolsa podría haber perdido el control del capital. La forma más segura fue crear una pirámide de poder y la familia controla el 51% de cada escalón y el resto de las acciones cotizan en bolsa, y así sucesivame­nte hasta la base de la pirámide ( The

Economist). Y Nissan mantuvo el poder y consiguió el capital que necesitaba. Lo mismo hizo la familia Wallenberg en Suecia.

En el XXI Congreso de la Empresa Familiar, en València, se hizo evidente que las empresas familiares, aunque contribuye­n al 67% del empleo, sólo exportan el 11,3%. Una forma de crear tamaño y exportar más es crear una fundación que toma el control, pero transfiere la gestión. Son los casos de Novo Nordisk y Maersk, en Dinamarca y Bertelsman­n en Alemania.

Catalunya tiene afortunada­mente empresas familiares, con varias generacion­es de éxito, en algunos casos cambiando de sector (del textil al de saneamient­o, Roca) o dominando los mercados internacio­nales (Grifols), o la prensa, pero debería llegar a las cifras que tienen Holanda y Suecia.

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