Más récords en NY
No fue sólo la pintura de Hockney la que hizo un precio récord la semana pasada en las subastas de Nueva York. Entre otras muchas, el extraordinario Hopper Chop suey, uno de los últimos de los años 20 que quedaba en manos privadas, alcanzó con comisiones, la cifra de 91,8 millones de dólares en Christie’s, récord del artista en subasta y supuso para la colección de donde provenía, la Barney A. Ebsworth, llegar a los 323 millones, la cuarta privada más valiosa subastada. Mejor noticia fue la que nos filtraron, pues afortunadamente parece que la obra va a ir a un museo y no a un almacén.
El global de ventas de esos 6 días superó los 2.000 millones, una cifra excelente que silenció a aquellos que, fruto de un buen número de lotes no adjudicados, cuestionaban si el mercado global del arte estaba de bajada. Como se cuestionó también la altísima cotización tanto del Hopper como del mismo Hockney, que se vendió por 90,3 millones, la obra más cara vendida de un artista vivo en subasta, desbancando a Jeff Koons. Pero es que a falta de obras disponibles de otras épocas, como Old Masters, el mercado vira irremediablemente hacia el contemporáneo, lo que hace subir los precios.
La pintura de Hockney es extraordinaria. La vi en la Tate Britain de Londres hace unos meses y sobresalía de entre otras muchas suyas. Yno se trata de una obra como la citada de Koons, una escultura reciente susceptible de ser reproducida industrialmente. La pintura de Hockney es irrepetible, es de una época muy concreta, los 70, momento en que el artista inglés se marcha a California y retrata a su amante tras una cruda historia de amor que en esos momentos estaba terminando. Pese a que fue pintada hace escasos cincuenta años, se ha convertido en icono y forma parte ya de la historia del arte. Como decía Lord Duveen, uno de los grandes marchantes de la historia, “cuando pagas caro lo que no tiene precio, compras barato”.
El mercado está virando hacia el arte contemporáneo