Claroscuros en el valle
San Francisco vive una burbuja de precios
“Con menos de 150.000 euros al año aquí nadie quiere venir”, dice Jordi Ortiz, 32 años, que trabaja en Google. El cálculo, según fuentes consulta das, se hace rápido. Unalquiler de unpiso de dos habitaciones sale por 4.000 dólares al mes. A esto hay que añadir le un seguro médico, que para una familia puede llegara 2.500 dólares mensual es .¿ Y la guardería? Habría que añadirle otros 1.800 dólares. Si a esto le quitamos los impuestos, no queda mucho margen para darse alegrías.
Son algunos de los síntomas de la burbuja que está viviendo Silicon Valley, cuyo coste de la vida se está disparando por las nubes. Los precios de los in muebles (900.000 euros de promedio) se han duplicado desde el 2011.
Por mucho que los sueldos sean eleva dos, se entiende que muchos trabajadores opten por cenar y comer en el seno de la misma empresa (y ahorrar dinero). En Silicon Valley, en ausencia del Estado debienestar, la compañía (tecnológica) se convierte así en una madre que se ocupa de sus empleados incluso ensutiempolibre.
Google es un buen ejemplo de ello. Al entrar en uno de sus edificios se aprecia un bonito piano de cola, que talvez pueda servir de inspiración. En un letrero colgado en el pasillo, la oferta de ocio es variada: desde cursos de jardinería, pasando por el coro de Goog le que ensaya El Mesías deHändel,h asta seminario sim partidos por el experto Derrick Carpenter para “superar los pensamientos negativos”.
Comoejemplo, a las cinco de la tarde, en la cancha de voleibol con arena blanca situada en el jardín entre los edificios, varios empleados juegan un partido“para practicar las técnicas de
mindfuldness”.Im posible sentirse solos: enGoog le cada 45 metros hay una cafetería, que sirve también como espacio de trabajo colaborativo. “Uno no puede trabajar desde casa. Hay que crear conexiones con los otros empleados para que las ideas fluyan”, dice Ortiz. Uno de los lemas de Goo- gle es: “Lavidaescorta, construye cosas que importan”. Lo curioso es que no hay un departamento de innovación propiamente dicho: seda por sobreentendido. Aquí cada trabajador puede dedicar un20% de su tiempo a proyectos que no tienen nada que ver con su tarea. Así nacieron iniciativas como el gmail o el coche autónomo, porejemplo.
Pero aquí está también la trampa y el lado oscuro de Silicon Valley. Porque de esta manera el empleado, abducido en la compañía, acaba trabajando más de la cuenta. Cuenta JeanLoup, un ingeniero francés de computación que está haciendo proyectos en la Universidad 42, que está muy cansado del estilo de vida norteamericano. “La semana que viene tengo una entrevista en Google. Pero me cuesta decir que esto es el sueño de mivida. Aquí la gente sólo vive por el trabajo. Apenas tiene vida social y como mucho el fin de semana se va al centro comercial. Para un europeo es difícil habituarse a todo esto. Mi sueño es volver dentro de un tiempo a Francia, comprarme una casa en el campo y estar rodeado de cabras ”.
Por primera vez en años, empieza a emerger un cierto malestar: la polémica del Me To o ha reavivado las acusaciones de machismo en estas compañías, que ya causa ron víctima si lustres como Travis K ala nick, deUber.
Los ritmos de trabajo en SiliconV alle ypuedenl legaras er extenuantes y las exigencias para el empleado son extremas. Quien tiene la fama de duro es, por ejemplo, Jeff Bezos. El fundador de Amazon quiere evitar a toda costa lo que aquí se llama “momento Kodak” o “síndrome de Nokia”. Es decir, dormirse en los laurel es, caer en la complacencia y no saber apreciar la emergencia de nuevos modelos de negocio.
Por ello, Bezos, partidario de que “siempre tiene que ser el día 1”, va más allá: cualquier propuesta recibe el“sí” institucional por defecto. Si se quiere rechazarla, hay que argumentar el “no” con un escrito dedos páginas. No sólo eso: ha establecido un código draconiano de cinco puntos, para obligara los empleados a comunicar y compartir sus ideas con el interfaz de la empresa. Quien no lo hace está despedido.
En este área de San Francisco, ingenieros e informáticos llevan la batuta. No hay mucho espacio para las humanidad es. Ola humanidad .“Tenemos que buscar una manera sexy para que los usuarios nos cedan sus datos”, repiten en Google. Y en eso estamos.
Los ritmos de trabajo son duros y los empleados acaban pasando el día en la empresa