PINTURA SILENCIO
Pinturas y dibujos de Juan Carlos Lázaro
Galería Gurriarán, Argensola 25-1.º, Madrid | Precios: 680 a 2.275 euros | Hasta el 31 de diciembre | Tel. 913 084 764 Aveces, para ver más, para ver, hay que echar mano de la bruma, para que amusgando la vista el espectador se empeñe en sacar algo en claro. Así sucede en la poesía de Mallarmé, en los haikus de Basho.
Lázaro no es Xavier Valls, aunque lo parezca al pronto, ha llegado a un ambiente morandiano más cernido por la luz. Ni es Cristino de Vera, que quiere traducir a Zurbarán al lenguaje actual. Ni es Morandi, que insistía en aprehender el envés de las botellas y tarros de su estudio.
Desde muy atrás, Lázaro ha experimentado realismo, expresionismo, imágenes de filiación conceptual, hasta que vino a saber, impelido quizá por la blancura enjalbegada de su pueblo, que lo único importante es la claridad y el silencio, eso sí, velados, para exigir a la mirada el esfuerzo de hallar lo que sólo se insinúa en sus telas y grafitos.
Lázaro era muy perfeccionista en el dibujo, ahora ha cedido, porque la vibración no se lleva bien con el formalismo perfecto. Y dejó de representar para presentar un modo de sentir que ordena y enriquece su orbe.
Juan Carlos Lázaro (Fregenal de la Sierra, 1962), licenciado por Sevilla, expone desde 1989, esta es su vigésimo novena individual, además de colectivas y ferias. Aquí reúne un conjunto de óleos y dibujos, fechados del 2016 al presente. En formatos breves, que es lo que se lleva ahora.
Le favorece la forma de mostrar su obra, en una galería-piso, con tarima de madera, que es como va a estar en las casas de sus coleccionistas. Ycon detalles que se agradecen, como acompañar al cuadro con los objetos y frutas de que se sirve su icono, tal en la pintura N.º
9, 2018, óleo/lienzo, 27x41 cm, 1.500 euros, que reproducimos.
La poesía se hace con palabras, en ocasiones la pintura muestra una atmósfera que consideramos poética. Esta pintura no es poesía, pero funde formas y fondo hasta conseguir un clímax tibio o frío que llega a emocionarnos como un buen poema.