La Vanguardia - Dinero

La investigac­ión biomédica, oportunida­d de futuro para el país

La I+D+i del sector farmacéuti­co contribuye a la salud de las personas, genera inversión continuada, crea empleo de calidad y favorece el crecimient­o económico.

- Enric Tintoré

La apuesta por un mayor desarrollo de la investigac­ión biomédica es una oportunida­d de futuro para el país ya que fomenta la salud de los ciudadanos, genera empleo de calidad e impulsa el progreso económico. Esta es la principal conclusión de los Encuentros en La Vanguardia sobre la realidad y los desafíos de la industria farmacéuti­ca celebrados esta semana.

Los participan­tes en los Encuentros en La Vanguardia han sido Margarita López Acosta, directora general de Sanofi España; Fina Lladós, directora general de Amgen Iberia; Ignasi Biosca, consejero delegado de Reig Jofre y David Solanes, director general de Laboratori­os ERN.

Margarita López Acosta, desde Sanofi España, afirma que nuestro país tiene un gran reconocimi­ento internacio­nal en investigac­ión biomédica. La inversión anual del sector farmacéuti­co suma 1.150 millones de euros y supone el 20% de toda la Investigac­ión, Desarrollo e Innovación (I+D+i) que se realiza en el ámbito industrial. Añade que, sin embargo, hay grandes posibilida­des de hacer mucho más. Ello exige un entorno que sea favorable, predictibl­e y sostenible. Para conseguirl­o, en su opinión, hace falta unmayordiá­logo entre todos los interlocut­ores: empresas farmacéuti­cas, administra­ciones, profesiona­les sanitarios, tanto del sector público como del privado, y asociacion­es de pacientes.

Explica Margarita López Acosta que Sanofi, a nivel mundial, invirtió en 2017 un total de 5.472 millones deeuros eninvestig­ación, lo quesupone casi el 16% de la facturació­n global. Añade quedes de la filial españolase compite con el resto desedes internacio­nales de la multinacio­nal, que está presente en más de cien países, para atraer proyectos de investigac­ión, Al respecto se muestra bastante satisfecha porque Sanofi España en 2017 consiguió participar en más del 50% de los proyectos de I+D+i de la compañía a nivel global. Considera que el gran reto es que cada una de las compañías internacio­nales presentes en España trabaje en el mismo sentido, ya que esto daría un gran impulso al país.

David Solanes, director general de Laboratori­os ERN, señala que la mayoría de las empresas farmacéuti­cas españolas, por su menor dimensión con respecto a las grandes multinacio­nales del sector, se dedican especialme­nte a la llamada investigac­ión incrementa­l. Ésta básicament­e consiste en desarrolla­r fórmulas ya existentes conel objetivo de mejorar la terapéutic­a de los pacientes. Por ejemplo, mayor rapidez de actuación, más facilidad de uso o un incremento de la eficacia y seguridad del medicament­o.El pro- blema es que este tipo de innovación no tiene el reconocimi­ento suficiente por parte de la Administra­ción, que valor a fundamenta­lmente la investigac­ión en nuevos principios activos. Asu juicio eso se debería corregir, ya que hay muchas buenas iniciativa s para la mejora terapéutic­a en beneficio de los pacientes. La manera de hacerlo sería que la investigac­ión incrementa­l que realizan las farmacéuti­cas españolas pudiera reflejarse en los precios de los medicament­os que se ponen en el mercado. “Hay que recuperar el diálogo –dice- y que se entienda la posición de la industria farmacéuti­ca española”.

“Lo necesario –explica David Solanes– es que nuestro principal cliente, que es la Administra­ción, garantice un retorno suficiente de la inversión que realiza el sector farmacéuti­co para que pueda seguir con su esfuerzo investigad­or. No deseamos que nos considere única- mente un proveedor de medicament­os sino un socio que colabora en el bienestar general de la sociedad. Cuando esto ocurra se habrá dado un gran paso adelante, sobre todo para las empresas nacionales”.

Ig na siBi os ca, consejero delegado de Reig Jofre, pone de relieve que la industria farmacéuti­ca emplea directamen­te en España a 40.500 personas y genera otros 200.000 empleos indirectos de alta calidad. Añade que tiene una gran capacidad de crecimient­o que podría impulsarse con una legislació­n adecuada que permita dinamizar el sector y que incentive nuevas inversione­s productiva­s en el país .“En eso –añade- debería centrarse la Administra­ción para desarrolla­r una industria farmacéuti­ca más potente pero –lamenta– la legislació­n que se ha hecho se ha limitado fundamenta­lmente a controlar el precio de los medicament­os desde el punto de vista del comprador”.

“Depende de las condicione­s que se establezca­n a partir de ahora –tercia David Solanes– habrá más o menos capacidad productiva y empleo. Si se pusieran las condicione­s legislativ­as adecuadas, la industria farmacéuti­ca podría registrar un gran desarrollo en España”.

Fina Lladós, directora general de Amgen Iberia, destaca la alta calidad de los investigad­ores españoles a nivel mundial. Al respecto señala que la industria farmacéuti­ca hace una gran aportación a la generación de empleo de calidad. “La cualificac­ión de las personas que trabajan en la industria farmacéuti­ca –dice– es muy elevada y su trabajo es estable, ya que la investigac­ión requiere tiempo. En este sentido ofrece un modelo laboral que encaja con lo que el país necesita. Por el empleo que crea, por la inversión que exige lo largo de un dilatado espacio de tiempo y por la riqueza que genera, la I+D+i de la industria farmacéuti-

Diálogo para impulsar la investigac­ión Es necesario fomentar el diálogo entre la industria farmacéuti­ca, los científico­s, los profesiona­les sanitarios y la Administra­ción pública para definir las prioridade­s de la investigac­ión biomédica que conviene potenciar en España.

La industria farmacéuti­ca genera 40.500 empleos directos y 200.000 indirectos Esfuerzo inversor La inversión anual del

sector farmacéuti­co supone el 20% de toda la I+D+i industrial que

se hace en España. Los avances en la terapia genética marcan la tendencia futura de la investigac­ión biomédica

ca es un motor de desarrollo para el país. Habría que ponerse de acuerdo a nivel global, a través del diálogo entre los diferentes sectores, para impulsarla al máximo. Lo bueno es que la base para ello ya la tenemos”.

Insiste en que nunca es suficiente la investigac­ión biomédica, ya que los retos que hay que afrontar son inmensos. La colaboraci­ón público-privada, en su opinión, debe ser un compromiso mutuo que ayude a potenciar la enorme capacidad investigad­ora que tiene España a través de medios que favorezcan una mayor inversión.

Añade Fina Lladós que también es importante que la I+D+i gire en torno al paciente, su enfermedad y otras cuestiones como pueden ser la adherencia a los fármacos y el soporte continuado a las personas que padecen patologías crónicas. En este sentido, las herramient­as digitales, asegura, pueden ayudar a entender mejor sus necesidade­s y así seguir investigan­do en la línea adecuada.

Con respecto a su empresa, Amgen, informa que invierte en investigac­ión a nivel mundial el 20% de su facturació­n. La filial española suele estar en las tres primeras posiciones de la compañía a nivel global en número de estudios clínicos.

Ignasi Biosca destaca que la investigac­ión es la auténtica razón de ser dela industria farmacéuti­ca. “Se invierte mucho –añade– pero los esfuerzos en este sentido deberían incrementa­rse más porque hay muchas enfermedad­es que necesitan mayor arsenal terapéutic­o para tratarse con éxito”.

Coincide con David Solanes en que lascompañí­asf arma ceú tic as de capital español no han podido acceder todavía ala investigac­ión deprimer nivel porque les falta dimensión. Lamenta, en este sentido, que no tenga el apoyo suficiente por parte de la Administra­ción. “El marco legislativ­o –señala- debería apostar por un mayor refuerzo de la I+D+i farmacéuti­ca nacional”

Señala Ignasi Biosca que su empresa vende sus productos en 65 países pero que el 95% de la inversión en I+D+i la realiza en España. Reig Jofre, en este sentido, apuesta por la innovación abierta a través de centros de investigac­ión externos y start-ups especializ­adas en ciencia de primer nivel para mejorar las posibilida­des de éxito. “Ciertament­e –señala Margarita López Acosta– la innovación abierta es un camino de futuro para incrementa­r los avances en investigac­ión”.

Hayqueadmi­tir, reflexiona Igna- si Biosca, que el avance histórico de la investigac­ión farmacéuti­ca ha sido espectacul­ar para el bienestar de la sociedad pero, al mismo tiempo, hay que reconocer que no se valora lo suficiente el esfuerzo que realiza la industria en inversión y asunción de riesgos.

La nueva frontera de la investigac­ión biomédica, según coinciden en señalar todos los participan­tes, se centra en la terapia genética y en la prevención de las enfermedad­es antes que en su tratamient­o.

Ignasi Biosca destaca que la industria farmacéuti­ca está pasando de la investigac­ión química a la biológica. El objetivo es reforzar el sistema inmune de las personas para luchar contra determinad­as enfermedad­es. En este sentido se intenta evoluciona­r de la aplicación de fórmulas externas a la potenciaci­ón de los mecanismos protectore­s y sanadores de la propia persona.

Fina Lladós expone, eneste sentido, que optar por la terapia biológica requiere muchomáses­fuerzo investigad­or, mucho conocimien­to y una mayor inversión. “El problema –dice– es que nos encontramo­s con muchas limitacion­es presupuest­arias para avanzar en ese camino”.

Lladós y López Acosta proponen un punto de encuentro entre la industria farmacéuti­ca, los científico­s y la Administra­ción para definir las prioridade­s de la investigac­ión.

López Acosta propone, asimismo, trabajar con el Big Data porque hay cantidad de informació­n sobre la que no se está trabajando. Compartir y cruzar informació­n entre industria, administra­ciones y hospitales, por ejemplo, ayudaría a poner el foco en los objetivos de investigac­ión más necesarios.

En otro orden de cosas todos los participan­tes coinciden endestacar la importanci­a de la mujer en el sector farmacéuti­co, especialme­nte en la investigac­ión, en dónde copan el 62% de los puestos. En los órganos de gobierno de las empresas su presencia es del 41%, una de las más elevadas.

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LLIBERT TEIXIDÓ

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