Jesús Sánchez Quiñones
Esta vez es diferente
La caída de la capitalización de las bolsas mundiales durante el año pasado fue superior al 20%, porcentaje similar a los descensos del 2012 y el 2016. En los tres casos la causa principal que provocó la pérdida de valor de las bolsas fue el temor a una fuerte desaceleración económica global. En las dos ocasiones anteriores dichos temores no se materializaron. La economía siguió creciendo a tasas considerables y, en consecuencia, las cotizaciones se recuperaron, superando con creces los máximos anteriores.
El fuerte rebote de las bolsas desde los mínimos de fin del año pasado invita a creer que de nuevo se repetirá la historia: el temor a una fuerte caída del crecimiento mundial no tendrá lugar y las bolsas superarán los máximos del año precedente. Desafortunadamente, existen factores para considerar que esta vez es diferente: los ciclos económicos siguen existiendo, y el actual está mucho más maduro que hace tres, especialmente en Estados Unidos; el incremento del nivel de deuda global supone un lastre para la intensidad del crecimiento futuro; la ayuda de las políticas monetarias ultralaxas ha llegado a su fin, aunque la normalización de los tipos de interés en Europa será un larguísimo proceso; la capacidad de reacción de los gobiernos y los bancos centrales ante la próxima crisis, a través de política fiscal y monetaria, es considerablemente más limitada que en el pasado.
A corto plazo, la continuidad del rebote actual de los mercados dependerá del acuerdo comercial EE.UU.-China, del Brexit, del grado de desaceleración de la economía china, de los numerosos riesgos geopolíticos y de los resultados empresariales. En cualquier caso, hay suficientes argumentos para considerar que esta vez es diferente.