El ‘low cost’ topa con sus límites El sector aéreo se prepara para adaptarse a un Brexit sin acuerdo, un nuevo factor de tensión
El giro estratégico de Ryanair y la reestructuración de Norwegian muestran las grietas de un modelo que alcanza su madurez
Enlaúltima década, el low cost se ha aupado como dueño y señor de los cielos europeos, multiplicando tanto el número de compañías como el tráfico de pasajeros. Pero la madurez del modelo y la competencia feroz empiezan a pasar factura al sector. Mientras el gigante Ryanair, líder europeo, anuncia un giro estratégico para impulsar un holding de aerolíneas que le permita exprimir los costes desde arriba –ya noessuficiente concobrarlasmaletas o pagar por elegir asiento, ahora podráahorrarconlanegociaciónde los aviones o el combustible–, Norwegian pisa el freno y frena su expansión para centrarse en la rentabilidad.
“Los dos ejes del modelo de bajo coste son la simplicidad y la eficiencia, tanto en la operativa como en el producto; salir de esta fórmula provoca fricciones”, apunta Javier Gándara, director general de easyJet paraEspañaquehaestudiadoa fondo el modelo para escribir un libro que se editará en breve. “Cuando la competencia es muyfuerte, yen este momento lo es, las aerolíneas sacrifican algún elemento del modelo para ser más atractivas y ahí pueden surgir problemas”, argumenta.
“El 2018 ha sido un año con muchas presiones para el sector algunas compañías lo han pagado”, explica Pere Suau, especialista en el sector aéreo y profesor de la Cranfield University. Mientras el tráfico ylaoferta deasientosnodejadecrecer –Ryanair tuvo un 8% más de pasajeros, EasyJet un 10% más, Vueling otro 10% y Norwegianun13%–, la mayoría de aerolíneas han tenido que revisar resultados y se enfrentan a amenazas tanto internas como externas. No hay empresa que no haya tenido, como mínimo, una grieta en el fuselaje: la congestión aérea del espacio aéreo francés se cebó en Vueling; la operativa de Ryanair estuvo marcada por la conflictividad laboral con sus trabajadores, y Norwegian tuvo graves problemas con los motores de sus 787, además de sus tradicionales apuros financieros. Y prácticamente todo el sector se prepara para adaptarse a un Brexit sin acuerdo que obligará a las compañías a modificar sus estructuras de capital y modificar bases.
“Hay cierto desgaste en el mo-