Intel, o ser imbatible en los centros de datos
Un lanzamiento masivo de 56 chips responde a la diversidad de prestaciones y al auge de la IA
Que Intel controle el 90% de un mercado –el de los procesadores usados en centros de datos– no la exime de defender su ventaja frente a competidores más pequeños pero agresivos. En otras palabras, no puede detener el motor de su innovación. 2018 transcurrió casi sin anuncios de calado y esto pudo alimentar la idea de que, mientras el dinosaurio se echaba una siesta, otras especies más ágiles se metían en su territorio. A comienzos de abril, las tornas han cambiado radicalmente con la presentación de la segunda generación de procesadores llamada Xeon Scalable. Con esta se asegura la continuidad del dominio de un mercado que representa una tercera parte de su facturación y más de un 60% de su beneficio operativo.
Era de dominio público que Intel trabajaba en esta segunda generación, cómo no, pero pocos esperaban la profundidad que tendría el anuncio. La nueva gama, conocida por el apodo Cascade Lake se componenada menos que de 52 referencias desglosadas en cuatro series, con las que la compañía dispone de un arsenal con munición variada para una diversidad de prestaciones y clientela. Con este anuncio, abre la puerta para que los fabricantes e integradores de sistemas (sus clientes) diseñen centros de datos “a la carta”. Algo que sus rivales están lejos de poder permitirse.
“Estamosenmediodelarápida de las muchas transiciones que ha vivido la compañía –resume Lisa Spelman, vicepresidenta del data center group de Intel, en conversación con Dinero– porque el mercado lo reclamaba, porque los vendedores de sistemas estaban preparados y porque los usuarios nos estaban esperando”.
Este rasgo de la demanda ha hecho que Intel buscara la oportunidad de un lanzamiento masivo para transmitir al mercado que su prioridad no es abrir líneas de negocio –obsesión del anterior consejero delegado Brian Krzanick, destituido el año pasado–, sino reforzar vigorosamente su estrategia en el datacenter, crucial para sus resultados y cotización.
El emblema de la nueva familia será un procesador de 56 núcleos, Xeon Platinum 9200, orientado a la computación de alto rendimiento (superordenadores) y a procesos de inteligencia artificial, ademásdeinfraestructuras densas como las nuevas redes de telecomunicaciones. Adicionalmente, se completa con Optane DC, familia de memorias persistentes en las que los datos no se borran cuando se acaba una tarea.
“Mucha gente nos ve todavía como fabricantes de CPU [procesadores centrales] para servidores tradicionales, sin reparar en la cantidad de problemas de computación que Intel ayuda a resolver. En realidad, nuestra base de clientes es muy variada; abarca empresas, gobiernos, centros de investigación, operadores de telecomunicaciones, proveedores de servicios cloud […] cada uno con sus necesidades específicas”.
A partir de Cascade Lake, la fórmula evolucionará según una cadencia muyacelerada si se compara con la de los últimos años. Para finales de 2019 está previsto Cooper Lake y en 2020 llegará el turno de Ice Lake. Para entonces, las fábricas de Intel ya habrán resuelto los problemas que permitirán pasar de una tecnología de proceso de 14 a 10 nanómetros; esta diferencia de densidad en el circuito permitirá aumentar la velocidad de proceso a la vez que optimizar el consumo de energía.
Más de un 60% del beneficio procede del ‘data center group’, y no de los ordenadores