A merced de las empresas
El magnífico comportamiento de las bolsas desde principio de año no se ha debido ni a una mejora de las expectativas económicas, ni a un aumento de las previsiones de beneficios futuros. La principal justificación de las subidas radica en el cambio de discurso de los bancos centrales. Se aleja el horizonte de normalización monetaria y de subidas de los tipos de interés.
En la Eurozona, el BCE seguirá con tipos de interés negativos por lo menos hasta dentro de un año. Este anuncio, y el débil crecimiento económico de Europa, especialmente en Italia y Alemania, han llevado a un derrumbe de los tipos de interés de largo plazo. Todos los bonos soberanos alemanes hasta diez años ofrecen interés negativo. Evidentemente, esta situación de tipos de interés de los bonos alemanes con una inflación del 1,3% no augura un boyante crecimiento en los próximos años.
La actuación del BCE ha logrado anestesiar las primas de riesgo. Así, mientras que el bono italiano superaba el 3,6% en el segundo semestre del año pasado ante el anuncio de un déficit previsto del 2,4% para el 2019, no admitido por Bruselas, ahora con la confirmación de que el nivel de déficit de este ejercicio será incluso superior a dicho porcentaje, los inversores “sólo” exigen un 2,5% de retorno al bono italiano a diez años.
De nuevo la actuación de los bancos centrales, principalmente la Fed estadounidense y el BCE, ha logrado dinamizar las bolsas tras la corrección del último trimestre del ejercicio pasado. Desde los niveles actuales, la evolución de los resultados empresariales será clave para dar continuidad a las alzas de los últimos meses. El mercado discriminará. Las compañías que incumplan previsiones de crecimiento se verán fuertemente penalizadas.