FEMENINOS TENDENCIA CON TRADICIÓN
|
Rolex presenta este año tres relojes para mujer, en lo que supone una decidida apuesta para captar a un público femenino que cada vez más se acerca a la alta relojería como comprador y coleccionista.
La colección Datejust es el arquetipo del reloj clásico, tanto por su estética atemporal como por sus indicaciones. Lanzado en 1945, fue el primer reloj de pulsera automático, cronómetro y hermético que indicaba la fecha en una ventana situada a las 3 horas.
Rolex presenta estos nuevos Datejust en dos diámetros diferentes, de 31 y 36 milímetros. El más pequeño de los dos viene con caja de oro everose (mezcla de acero Oystersteel y oro rosa), bisel en el mismo metal, esfera color rosé brillante con acabado tipo sol y números romanos también acabados en oro rosa.
El de más tamaño, de 36 milímetros, viene con caja en Rolesor blanco (mezcla de acero Oystersteel y oro blanco), una sobria esfera negra con acabado tipo sol y bisel estriado en oro blanco.
El Datejust más grande alberga el calibre 3235, de nueva generación, desarrollado completamente por Rolex, de carga automática y con una reserva de marcha de 70 horas. El de 31 milímetros alberga el calibre 2236, también automático pero con una menor reserva de marcha, que alcanza las 55 horas.
El tercer reloj pensado para el público femenino es el modelo Day-Date, con caja de oro amarillo de 36 milímetros de diámetro, esfera verde sombreada con 8 diamantes con engaste en oro amarillo y dos diamantes talla baguette a las 6 y a las 9 horas. A las 12 horas incorpora la indicación del día de la semana. Dentro de este Day-Date, trabaja el mismo calibre 3235 que incorpora el Datejust de 36 milímetros.
Rolex Day-Date 36 mm Brazalete de oro amari
llo. Esfera verde con diamantes. Automático.
32.000 euros
Rolex Datejust 31 mm
Brazalete de acero y oro rosa. Esfera rosé. Automático. 8.950 euros
Rolex Datejust 36 mm Brazalete de acero y oro blanco. Esfera negra. Automático.
7.550 euros esta décima individual con las anteriores? Lalanne ha ganado en calidad pictoricista, en técnica, en composición, en osadía, en ironía, en manejo de la sensación que estalla, en silencio, ante la soledad del contemplador de sus imágenes.
Karl Popper, en una suerte de aforismo, afirma: “Sólo progresa la ciencia”. Así es. El arte se ennoblece, se postula con solercia o se lanza a captar el intelecto del espectador; se consolida, se engrandece, se purifica, pero no progresa. Es lo que le sucede a esta obra, cada vez más feraz, más metafísica, más mo y cultura de masas, cenizas dadaístas y el pop de su ambición expresiva, el arte tradicional y el delirio de una pantera que se amansa ante un violín que dice las cuitas de Mozart. Es el lalannismo en plena ebullición disparado hacia todos los horizontes.
Joaquín Radío Lalanne, firma Lalanne, Buenos Aires 1989, uruguayo de adopción y cadaquesenc perpetuo, tiene un presente que le catapulta hacia la proceridad. Sus precios no han crecido, su pintura sí, lo que incita a aquellos atentos a lo que no hay que dejar escapar.