Acero con cero emisiones de CO para el año 2050
La industria se compromete a la neutralidad climática, pero reclama una energía renovable competitiva
Es tecnológicamente posible y medioambientalmente necesario. El sector siderúrgico español, agrupado en la Asociación de la Industria Siderúrgica Española (Unesid), ha presentado un plan de ruta que debe llevarlo a ser neutro en emisiones de CO antes del año 2050. En la actualidad, es responsable del 4% de las emisiones totales de este gas en el país.
Este propósito es la continuación de una apuesta que viene de lejos. Las emisiones de CO por tonelada de acero producido han descendido un 75% en los últimos 50 años, según cifras de Unesid. “El ambiente exterior de una industria siderúrgica no tiene nada que ver con el de hace unos años”, afirma Félix López, investigador del CSIC en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas (Cenim) y subdirector de este organismo.
La explicación tras este cambio es el uso de hornos eléctricos o de gas en detrimento del coque, un combustible fósil muy contaminante. El año pasado, el 66% de la producción de acero español se realizó en hornos eléctricos y sólo una planta en todo el país sigue utilizando coque, según las fuentes consultadas.
Más a corto plazo, las emisiones de CO equivalentes por tonelada de acero producido han descendido un 11% desde el año 2013, al pasar de 200 a 179 kilogramos. “Esta reducción puede parecer poco, pero ha sido muy costosa para el sector y ha sido posible gracias a un esfuerzo importante en innovación”, señala López.
La patronal estima que cada tonelada producida conlleva siete euros en inversiones medioambientales. En este sentido, el nuevo compromiso del sector para ser neutro en emisiones antes del 2050 colocará a la industria siderúrgica española en una posición puntera en el mundo, al parecer de Unesid.
Sin embargo, la patronal advierte que para llegar a la neutralidad de carbono, la siderurgia española precisa contar con un 100% de generación eléctrica renovable y a unos precios competitivos. “La
Investigación Cada tonelada de acero producida conlleva
una inversión medioambiental de energía representa entre el 15% y el 20% de los costes, siendo el segundo gasto más importante”, indica Andrés Barceló, director general de Unesid.
“Si las condiciones en España no son las adecuadas para la competitividad, la producción se trasladará fuera de la Unión Europea, algo que, además de suponer un enorme perjuicio para el clima, conllevaría el colapso del sector y la destrucción de empleos y de tejido tecnológico de nuestro país”, advierte la patronal. Unesid aglutina 46 empresas, que dan empleo a unas 60.000 personas –además de las 20.000 que intervienen en la recolección de chatarra–. En su conjunto, el sector factura más de 14.000 millones de euros.
Otro obstáculo al que se enfrenta la siderurgia es el coste por emitir CO , un impuesto propio de la Unión Europea y que, por tanto, los competidores de países terceros no tienen que asumir. Barceló achaca la ralentización del mercado europeo a los mayores costes a los que deben hacer frente las empresas comunitarias.
La producción de acero bruto en España alcanzó los 14,3 millones de toneladas en el 2018, lo que supone un descenso del 0,8% con respecto al año anterior, según Unesid. Descendieron las entregas a países fuera de la Unión Europea, donde se perdieron 779.000 toneladas, el 27% del total registrado en el 2017. Los mercados emergentes son grandes consumidores de acero, que utilizan para construir puentes, líneas de ferrocarril o conducciones de gas y de agua, entre otras infraestructuras básicas.
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