La implantación del 5G exige un despliegue racional en el territorio
Es clave garantizar que la infraestructura de la nueva tecnología de comunicaciones sea eficiente, competitiva, sostenible e inclusiva
En tres años debe desplegarse la red de telecomunicaciones 5G en toda Europa. Si bien se conoce la nueva tecnología, en cambio, su puesta en marcha plantea importantes incertidumbres sobre cómo se implantará, cómo se gestionará y cómo se regulará. Esta es la advertencia que hizo Lluís Inglada, del Institut Cerdá, en los Encuentros en La Vanguardia celebrados esta semana para analizar los modelos de desarrollo en el territorio del proceso de transición digital.
El encaje con el territorio de la red 5G y el modelo de gestión, que resulta clave para su implantación, constituyen aspectos cruciales que no han recibido la suficiente atención por parte de los promotores públicos y privados de la nueva tecnología, lo cual ha despertado la inquietud en la administración local, que deberá desempeñar una función fundamental.
Hay que tener en cuenta que el desarrollo de la red 5G requiere un importante despliegue de infraestructuras para garantizar la cobertura y la capacidad adecuadas, con una multiplicación de microantenas que deberán situarse más cerca de los usuarios, en el espacio público, y con una malla de procesadores in situ para garantizar la transmisión instantánea de datos y la reducción del tiempo de respuesta (baja latencia).
La gestión de todo ese despliegue de infraestructuras tan amplio puede establecerse con la asignación de una red por operador. Sin embargo, ello podría desencadenar una situación de excesiva e ineficiente proliferación de antenas. Otra posibilidad sería una red de infraestructuras compartidas entre varios operadores, pero esta solución pre
En tres años debe desplegarse la red de telecomunicaciones 5G en toda Europa, y ello exige acelerar la toma
de decisiones
El desarrollo de la nueva
red requiere una importante inversión en infraestructuras y antenas
para dar la cobertura y la capacidad adecuadas
senta la complejidad de las discrepancias que puede ocasionar la competencia entre ellos. En los Encuentros en La Vanguardia se concluyó que la alternativa óptima podría ser la neutralidad para la red de infraestructuras del 5G.
La figura del operador neutro de infraestructuras para el 5G, según Lluís Inglada, favorecería la racionalización de las inversiones y la eficiencia en la implantación de antenas y procesadores; posibilitaría modelos integrales de planificación, gestión y explotación de la red; facilitaría la interlocución con la administración, y debería asegurar la compatibilidad, la libre competencia y la equidad entre todas las compañías y las empresas usuarias de la red.
En el citado análisis estuvieron de acuerdo Albert Cuatrecasas, direc
Tres años Nueva red