Genética Mustang

Debo reconocer que soy un amante del motor, culpable de haber conducido toda la vida coches dotados con motores de combustión. Y también es lícito admitir que hasta ahora no había pasado jamás por mi cabeza la opción de apostar por tener un automóvil eléctrico en el garaje. Pero la opinión que tenía sobre esta ecológica tipología de modelos ha cambiado radicalmente después de participar en unas convincentes jornadas de pruebas del Ford Mustang Mach-E.

Seguro que muchos defensores puristas del icono americano van a poner en tela de juicio que se aproveche su nombre para identificar un SUV alimentado mediante baterías. La mejor vacuna para desterrar el virus de su duda va a ser probar la próxima versión, que hereda la genética deportiva del Mustang gracias al poderío de su corazón eléctrico. Y es que llevar las baterías bajo el suelo permite rebajar considerablemente el centro de gravedad del vehículo, que sorprende por su agilidad cuando se trata de girar.

Evidentemente, el rugido del motor no forma parte de la nueva alternativa, pero dentro de los parámetros que permite su naturaleza eléctrica, se ha apostado por crear un sonido de connotaciones deportivas. Con una gama que incluirá versiones de tracción integral y que puede alcanzar los 600 kilómetros de autonomía, estará disponible por un precio que arranca en 45.000 euros. Lo malo del caso es que los hipotéticos clientes de nuestro país tendrán que esperar hasta principios del 2021 para recoger su unidad en el concesionario.