Inversión ecológica
Aunque los lectores bien informados son conscientes de que existen otros importantes actores en la lista de industrias que originan contaminación atmosférica, el objetivo principal de las políticas restrictivas en materia de emisiones lleva tiempo recayendo en el sector de la automoción. Atentos a las demandas de una sociedad cada día más comprometida con el respeto al medio ambiente, los fabricantes de coches han acelerado los planes de electrificación de sus gamas, demostrando una incomparable capacidad de reacción industrial.
Forzadas por los exigentes plazos de reducción de emisiones que prevé la normativa europea, las marcas de automóviles que operan en nuestro continente invirtieron casi 60.000 millones de euros, durante los últimos meses, para cubrir el capítulo reservado a la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías. La mayor parte de este gigantesco esfuerzo económico se ha vertido en la mejora de las soluciones de movilidad relacionadas con la alternativa ecológica que representan los vehículos eléctricos.
Lo malo del caso es que, a pesar de que los fabricantes del sector se hayan puesto las pilas en la cuestión del coche eléctrico, su imposición en el mercado depende ahora de factores que se encuentran en manos de incompetentes estamentos políticos.
Para mejorar el equilibrio ecológico del parque móvil europeo es imprescindible fomentar la venta de coches de nueva generación mediante incentivos fiscales y promover una red adecuada de suministro energético.