En el mundo del futuro
El calentamiento global y el comercio internacional provocan un aumento de la magnitud y persistencia de las plagas
Hasta un 40% de los cultivos alimentarios se pierden cada año por los efectos de plagas, enfermedades y malas hierbas. Traducido en dinero contante y sonante, equivale a unas pérdidas comerciales superiores a los 244.000 millones de euros anuales en todo el mundo. A pesar del importante aumento de los rendimientos agrícolas registrado en los últimos años, el porcentaje de pérdidas en cultivos clave como el arroz, el maíz, la patata, la soja o el trigo se ha mantenido invariable. ¿Cómo es posible que se haya avanzado tanto en productividad y que tales pérdidas no sean contrarrestadas por los progresos en sanidad vegetal?
Detrás de esta realidad se esconden el calentamiento global y las actividades humanas, que alteran los ecosistemas, disminuyen la biodiversidad y crean condiciones en las que las plagas, enfermedades y malas hierbas pueden prosperar, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Para muestra, un botón: la abundancia de insectos, algunos de los cuales son fundamentales para la productividad agrícola y la sanidad vegetal, ha caído un 80% en los últimos 25-30 años. Al mismo tiempo, el comercio y los viajes internacionales han triplicado su volumen en la última década. Estos desplazamientos pueden contribuir a la propagación más rápida y extensa de plagas, enfermedades y malas hierbas exóticas por todo el mundo.
La Xylella fastidiosa es un buen ejemplo de estas amenazas crecientes. “Esta destructiva bacteria procedente de Costa Rica ha provocado la muerte de millones de árboles en Italia y afecta gravemente cultivos leñosos en las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana”, advierte Rafael M. Jiménez, expresidente de la Asociación Española de Sanidad Vegetal y coau
Del total de los alimentos que comemos, las plantas
constituyen el tor del Libro blanco de la sanidad vegetal en España. Hasta ahora, los olivos han sido sus principales víctimas, pero también están amenazados los almendros, los cítricos y las vides. Se estima que podría causar daños a nivel europeo por valor de 5.000 millones de euros y la pérdida de 300.000 empleos.
Este escenario es especialmente preocupante si consideramos que el mundo debe alimentar a una población creciente y que las plantas constituyen el 80% de nuestra alimentación. La FAO estima que la producción agrícola debe aumentar en un 60% para el año 2050. Es por este motivo que la organización ha declarado el 2020 como año internacional de la Sanidad vegetal. Su objetivo es concienciar sobre cómo la protección de la salud de las plantas es vital para erradicar el hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico.
Más allá de concienciar a la población, es necesario pasar a la acción. “Hasta ahora hemos combatido las plagas, enfermedades y malas hierbas a base de plaguicidas, pero debemos priorizar una gestión integrada y fomentar la prevención, favoreciendo, por ejemplo, el desarrollo de los enemigos naturales de las plagas”, indica Xavier Pons, catedrático de la Universitat de Lleida. A mediados de diciembre entró en vigor, en la Unión Europea, un nuevo reglamento en materia de sanidad vegetal que refuerza la necesidad de prevenir la entrada o propagación de organismos nocivos exóticos para proteger la sanidad de los cultivos y la seguridad alimentaria.
DISEÑO NARRATIVO Jacobo Feijóo Anaya multimedia 246 p. | Papel
19,95 € | e-book, 13,50 €
Hace una década publicó un libro titulado Todo va a cambiar que concluía que todo había cambiado ya debido a las disrupciones que la red iba a suponer para las empresas. Hoy siete de las diez compañías más grandes por capitalización bursátil son tecnológicas y Enrique Dans ha titulado su segundo libro Viviendo en el futuro. Un futuro presente en el que, apunta, la tecnología ha mostrado que tiene pocas limitaciones y el dinamismo innovador multiplica a cualquier época pasada. Factores que aumentan el bienestar pero que a Dans, que es profesor de Innovación en IE Business School desde 1990 pero se licenció en Biología, le obsesionan. Cree que, unidos a un ecosistema de continua competencia, nos han llevado a un escenario ecológico insostenible.
En el libro Dans recapitula el futuro. Las casas tendrán baterías que acumularán la energía de paneles solares. La logística será clave porque muchos productos llegarán directamente a nuestra puerta en envases que retornaremos para el relleno, y quizá incluso haya zepelines-almacén sobrevolando las ciudades con lo que los algoritmos predigan que se venderá. Algoritmos que ayudarán a pasar de una medicina curativa a otra preventiva. Las ciudades se convertirán cada vez más en grandes plataformas de intercambio de datos. Y la gente trabajará desde casa o centros de trabajo distribuidos. El vehículo privado será anticuado. Y la educación será vital: fomentará sobre todo el pensamiento crítico y deberá generar aptitudes para trabajar en grupo y con máquinas. Y desarrollar la comunicación y la empatía. El papel de las personas no será necesariamente servir a empresas sino autorrealizarse, y la renta básica incondicional será central de los modelos sociales. Quizá ya estemos asistiendo a la desaparición de los bancos, y los seguros serán más competitivos gracias a los datos del internet de las cosas. Aunque nos preguntaremos cómo fuimos capaces de permitir determinadas prácticas con nuestros datos personales.
Para que llegue ese mundo, dice, el modelo de crecimiento sin límites que arrastramos desde la revolución industrial debe ser drásticamente modificado. Al mundo que conocemos le quedan muy pocos años: debe haber medidas urgentes para eliminar los combustibles fósiles y reducir el CO . Y la batalla, concluye, se juega hoy, porque el futuro ya está aquí.
Narrar, asegura el autor –responsable de una empresa de comunicación–, ha sido una disciplina más basada en la artesanía que en la ingeniería. Autores, guionistas, publicistas y oradores han improvisado y perfeccionado sus sistemas y técnicas de narración basándose en su experiencia y los consejos de los que les precedieron. Pero ese tiempo ha pasado. Y desde que Robert McKee, señala, publicó su libro El guion y empleó el término diseño narrativo despertó una conciencia sobre la necesidad de crear ordenadamente mediante ciertas pautas y patrones. Feijóo recuerda que se entiende por diseño narrativo toda construcción de un mensaje basada en tres pilares –emocional, matemático y narrativo– mediante herramientas como el copywriting, la narratología o el storytelling, además de disciplinas como la psicología o la sociología. Por eso, el autor examina uno por uno los tres pilares, y recuerda que el emocional es el cautivador, el que determina las motivaciones a pulsar; el pilar matemático es el organizador que regula el ritmo, la relación entre la intensidad del mensaje y el tiempo en el que debe comunicarse; y el pilar narrativo se sirve de arquetipos, personajes y tramas para unos humanos que llevan la narrativa en vena y con todo crean historias.
DATO
80%
El modelo de crecimiento ilimitado de la revolución industrial ha de cambiar totalmente