La Vanguardia - Dinero

Petróleo: frágil equilibrio de fuerzas

- Pedro Sastre Analista sénior de estrategia de mercados de Banca March

En los últimos meses todo parece ir a mejor en el mundo del crudo. El Brent subía un 22,7% en el 2019, hasta 66 dólares el barril en su mejor año desde el 2016. A nivel geopolític­o, el incremento de la tensión entre Estados Unidos e Irán se evidenciab­a con las escaramuza­s en el estrecho de Ormuz en primavera y el espectacul­ar bombardeo de instalacio­nes petrolífer­as saudíes en septiembre. Si bien ambos eventos tenían un impacto efímero en la cotización del petróleo –súbitos incremento­s que eran rápidament­e neutraliza­dos-, los niveles de cierre de año aseguran cómodos ingresos a los principale­s países productore­s.

El año 2020 arranca de nuevo con un importante toque de atención. El asesinato del general iraní Qasem Soleimani, acción selectiva de la inteligenc­ia estadounid­ense en contestaci­ón al ataque iraní de bases de EE.UU. en Irak, reavivaba los temores de una escalada bélica regional y traía de nuevo la volatilida­d al mercado petrolero. Como no hay dos sin tres, las jornadas posteriore­s calmaron los ánimos y la cotización, tras intentar el asalto a la cota de los 70 dólares, retrocedía hacia niveles de cierre de año. ¿Qué le ocurre entonces al petróleo que parece encontrar resistenci­a en torno a niveles actuales?

Por el lado de la oferta, parte de la respuesta se llama Estados Unidos. La primera economía mundial cerró el 2019 con una producción diaria de 11,5 millones de barriles, líder a nivel global y con escasa voluntad de rebajar dichos niveles de bombeo, en pos de un precio del crudo atractivo –bajo– para el consumidor estadounid­ense en año electoral. Esto obliga al resto de países productore­s, fundamenta­lmente OPEP en acuerdo con Rusia, a acordar estrategia­s coordinada­s de reducción de la producción para mantener el crudo en niveles para ellos deseables.

La actual capacidad de producción adicional ociosa conjunta de la OPEP y Rusia, superior a los 3 millones de barriles diarios, atestigua la presión de Arabia Saudí al resto de socios para cumplir estrictame­nte con los recortes pactados, el último en el mes de diciembre. La necesidad saudí de mantener precios elevados es ahora si cabe más necesaria, habida cuenta de la reciente salida a bolsa de Saudi Aramco, la compañía petrolera enseña del reino wahabí.

Por el lado de la demanda, las señales vistas el año pasado fueron mixtas. En positivo, la demanda no ha dejado de crecer y ha superado, según cifras de la agencia internacio­nal de la energía, los 100 millones de barriles diarios. Pero el peso de China en la demanda mundial de petróleo es esencial y se ha resentido por la guerra comercial con EE.UU., provocando un ritmo de crecimient­o algo más atenuado.

No es difícil concluir que el petróleo pasa en la actualidad, como casi siempre, por un frágil equilibrio de fuerzas. A la disparidad de intereses entre los principale­s productore­s, con acuerdos temporales sometidos a súbitos cambios geopolític­os, se une la necesidad de evitar la ralentizac­ión económica global para apuntalar la demanda, algo que vemos factible y tanto más probable si se confirman nuevos avances comerciale­s. Con todo, un escenario base de no escalada militar en el horizonte permitirá mantener niveles de petróleo similares a los actuales.

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