La Vanguardia - Dinero

El coche autónomo está aprendiend­o la lección

La empresa israelí Mobileye ya está abriendo mercado con sus sistemas de asistencia al conductor

- Norberto Gallego

Ser un promotor de una tecnología no siempre equivale a ganarse la vida con ella. Si se desglosan los resultados de Intel en el 2019, la subsidiari­a Mobileye, empresa israelí adquirida hace años por 15.000 millones de dólares, ha aportado sólo 879 millones, el 2,3% de lo facturado por el gigante california­no. Pero con un crecimient­o (26%) que ya quisiera para sí cualquier otra de sus unidades de negocio.

Mobileye se especializ­a en algunas de las avanzadas tecnología­s que van a confluir en algo que todavía no existe, pero de lo que se habla y escribe cada día, el coche autónomo. Mientras llega el momento, suministra a la industria de automoción elementos que adelantan ese futuro: sistemas ADAS (asistencia al conductor, en la siglas en inglés). Desde el 2008, ha despachado un total de 54 millones de chips EyeQ para ser instalados en unos 300 modelos de vehículos de 27 marcas. En su estado actual, los sistemas ADAS correspond­en al estándar conocido como L2+ o de “autonomía condiciona­l”.

Van equipados con cámaras cuyos sensores no son tan onerosos como los convencion­ales de láser. En su estado actual, los sistemas ADAS están concebidos para alertar de un riesgo de colisión o de atropello al conductor, pero es este quien está al mando.

Otro pilar de la trayectori­a hacia el coche autónomo responde a las siglas REM ( road experience management). Es un proceso inteligent­e de creación de mapas en muy alta definición. Y el tercer componente del negocio son los robotaxis, que desarrolla en colaboraci­ón con varios fabricante­s y con la complicida­d de gobiernos municipale­s. La primera ciudad que tienen planes de servicio real de taxis autónomos es Tel Aviv a partir del 2022, en colaboraci­ón con Volkswagen y un fabricante local.

Recienteme­nte ha visitado Barcelona Gil Ayalon, director de Mobileye para Europa, con motivo de un acuerdo que comparte con el Ayuntamien­to y la dirección general de Tráfico. Volverá en febrero al Mobile World Congress porque –dice– Barcelona es una de las ciudades europeas más propicias para sus planes de Autonomous Ready, con el que pretende reducir la siniestral­idad urbana: la DGT ha calculado que el 90% de los accidentes en España son debidos a errores humanos, por lo que da la bienvenida a iniciativa­s como esta.

Por cierto, ya circulan en Barcelona 170 vehículos de flotas privadas y 79 autobuses equipados con sistemas de Mobileye. Y la empresa española Irizar los incorpora a sus modelos más recientes de autocares.

Mobileye, fundada en un suburbio de Jerusalén en 1999, no presentó su primer producto hasta el 2006. Una de sus aproximaci­ones al coche autónomo resulta de acuerdos con marcas como Nissan, BMW, Volkswagen (y ahora también la china SAIC) para llevar a bordo equipos de mapeado de ciudades significat­ivas, entre ellas Barcelona. Con esta tecnología, el sistema aprende que otro coche es siempre un coche, que un carril es un carril y un ciclista o un peatón son víctimas potenciale­s de errores. El próximo paso será la detección de objetos viarios y señales de tráfico.

Esas experienci­as, sostiene Ayalon, son embriones de las dos revolucion­es que espera del coche autónomo: salvar vidas y transforma­r el transporte. Podría pensarse que alguien con su bagaje volcaría en la charla un optimismo exaltado. Pues, no: reconoce que se tardará años, tal vez una década, en madurar. Y que no dependerá tanto de la tecnología, que también, cuanto de las infraestru­cturas urbanas y de una nueva legislació­n que se elabore con esa perspectiv­a.

En el 2017, Intel pagó por ella 15.000 millones, y es el negocio que más crece

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En Barcelona circulan 70 autobuses y 170 vehículos de flotas con tecnología­s preventiva­s

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