Las viejas y las nuevas
Las primeras subastas del Londres post Brexit se saldaron con unos resultados inferiores a los de los años pasados en las casas más importantes. Pero esta tendencia sensiblemente a la baja ya hace meses que la venimos notando en el mercado. En unas semanas tendremos los primeros informes anuales para certificar de qué magnitud estamos hablando. En esta línea, el lote que tenía que ser la estrella de la semana, uno de los Splash pintados por David Hockney, se adjudicó en Sotheby’s por sólo 23,1 millones de libras (con comisiones), muy lejos de lo que se esperaba. Venía garantizado por un tercero y se quedó en el tramo bajo de su estimación. No estaría descontento del todo el vendedor, el tycoon de Hong Kong Josep Lau, quien lo adquirió en el 2006 por 2,9 millones. Todo ello permitió que Banksy fuera una vez más el gran triunfador de la noche, con una obra crítica con el Brexit que se vendió por 1,2 millones.
Pero este año las tradicionales sales de febrero se han solapado con algunos nuevos formatos online que las casas de subastas vienen testeando, como la de Christie’s 100, donde presentaron una muy buena selección de obras de primeras firmas de contemporáneo que salían al precio simbólico de 100 dólares. Tratándose de subastas online only, donde no hay venta presencial, buscan conectar con una audiencia más joven. Porque a tenor de la noticia que ha trascendido esta semana, que Jeff Bezos, fundador de Amazon, fue quien compró el Ruscha de los 50 millones de dólares, con el nuevo dinero ya han conectado. Esta industria, que no ha variado su modelo de negocio desde mediados del siglo XVIII, se está viendo tensionada con los canales online y la fuerza de las redes sociales. Como me hacía ver esta semana Tachu Climent, de la barcelonesa Balcli’s, internet es la gran revolución, nos permite acceder a una audiencia global, conectar con las nuevas generaciones y, pese a obligarnos a una venta casi continuada, el futuro pasa por simultanear lo presencial con lo digital.