Que no falte la ayuda financiera
Cuesta hablar de cuestiones económicas mientras la población sufre una crisis sanitaria de esta dimensión, pero es imposible abstraerse de los efectos económicos que conlleva.
En el caso de España, la disminución de sus ingresos y el aumento del gasto público implicará asumir tasas de déficit que serán soportadas con rondas de financiación de deuda pública. Una situación que rompe el principio de equilibrio presupuestario. El BCE y las autoridades españolas han puesto en marcha una serie de iniciativas ambiciosas en su cuantía, para inyectar liquidez en los mercados y cambiar la tendencia negativa.
La primera es la del BCE que aportará 750.000 millones para ampliar la compra de deuda pública y mantener diluida la prima de riesgo, evitando que el coste de la financiación no exceda de los porcentajes deseables. El mismo banco central ha concedido 110.000 millones a los bancos mediante subasta, con unas condiciones excepcionales: -0,5%. Este dinero no tiene finalidades concretas de utilización. Aunque una parte debería utilizarse para conceder créditos, mucho me temo que se destinará también a la compra de deuda pública, aumentando sus balances con este tipo de activo.
La situación es excepcional, y las emisiones de deuda pública deben colocarse con demanda suficiente. España y más países de la UE, castigados por la inactividad económica, solicitarán la asistencia de las entidades bancarias nacionales para complementar la compra de deuda del Estado. ¿Puede repetirse el llamado “circulo diabólico”? Un perverso abrazo de oso del que es difícil desprenderse y que asocia el sector bancario y la adquisición de bonos soberanos del propio país, tal como ya sucedió en la anterior crisis.
Vuelve en el debate económico la posibilidad de emitir deuda pública respaldada por un presupuesto europeo. Hoy por hoy no hay consenso sobre los coronabonos. Si esto no fuera posible, se hace imprescindible avanzar con urgencia hacia la constitución de un activo seguro europeo, como pueden ser los SBBS ( sovereign bond-backed securities), activos emitidos por un ente respaldado por una cartera diversificada de bonos soberanos de la eurozona. Esto permitiría a las entidades invertir en estos activos, logrando una mayor diversificación, un menor riesgo para sus carteras de bonos y un impacto positivo en la estabilidad del sistema financiero en su conjunto.
Es cierto que la liquidez destinada por los bancos a la compra de estos bonos podría lastrar la destinada a la concesión de créditos. No obstante, queda la llegada de una importante bolsa de dinero del BCE a través de las LTRO ( long-term refinancing operations), diluyendo las dificultades que puedan tener los bancos para financiarse en los mercados.