LA LLAMA QUE NO SE APAGA
Ana Mendieta
Galería NoguerasBlanchard | Precios de 18.500 a 60.000 euros | Tel.: 91 506 34 84 www.noguerasblanchard.com
“¿Dónde está Ana Mendieta?” fue el grito con el que 500 activistas irrumpieron en la inauguración de la muestra de Carl André en el Guggenheim neoyorkino en 1992 mientras blandían fotocopias con el rostro de la artista cubana, pareja de André y en cuya trágica muerte (una caída desde la ventana de su casa) se especuló con que podía haber tenido algo que ver, aunque la justicia le absolviera posteriormente de todos los cargos. Durante su corta pero intensa carrera, Ana Mendieta (La Habana, 1948-Nueva York, 1985) produjo un sustancioso corpus artístico que incluía dibujos, instalaciones, fotografías, esculturas y perfomances.
Aunque es un apartado menos conocido de su producción, las películas y vídeos conforman uno de los capítulos más notables de su quehacer: hasta 104 filmes produjo entre 1971 y 1981, lo que la convierte en una de las figuras más relevantes de las artes visuales de las décadas de los 70 y 80, además de un icono de la lucha feminista reivindicada por grupos como las Guerrilla Girls.
Nacida en la capital cubana, emigró a Estados Unidos en 1961 y aunque se formó en el Center for the New Performing Arts de Iowa siempre se consideró una artista exiliada.
La galería NoguerasBlanchard, en su sede madrileña –cerrada para visitas presenciales–, presenta la primera exposición individual de esta creadora multidisciplinar en nuestro país desde 1997. Titulada Tropic-Ana (la firma con la que Mendieta solía bromear cuando mantenía correspondencia con familiares y amigos) y comisariada por el artista cubano Wilfredo Prieto, la muestra funciona como un reencuentro: una vuelta a la obra de Mendieta desde la mirada de su compatriota.
A través de una selección de películas que se alternan con dibujos (la gran mayoría de ellos inéditos) elaborados durante su estancia en Roma entre 1983 y 1985, la exposición se plantea como un espacio de intimidad que atiende a la profunda entrega de Mendieta a su cuerpo y al proceso artístico, dotado de un potente carácter ritual.
La visita virtual a galerías y museos es, en general, una decepción