LA HORA DE ÁFRICA
‘Ntozakhe II, Parktown’, de Zanele Muholi
La Tate Modern de Londres se suma al reconocimiento global de los artistas africanos con una exposición dedicada a uno de sus exponentes jóvenes más brillantes, la fotógrafa Zanele Muholi (1972), que se define a sí misma como una activista comprometida con la visibilidad de la comunidad LGTBI sudafricana. Esta muestra reafirma la estima de la que goza la creación africana, afroamericana y afrobritánica. El germen de este fenómeno se remonta a 20 años atrás, cuando Sotheby’s vendió una selección de obras africanas contemporáneas de la famosa colección del diseñador de moda Jean Pigozzi. Se recaudaron 227.000 dólares, una cifra total exigua aunque se adjudicase porcentualmente la mayor parte de los lotes (el 88%). El verano pasado, Pigozzi volvió a impulsar este mercado al donar 45 obras de arte contemporáneo subsahariano al MoMA, convirtiendo al museo neoyorquino en un referente en esta materia. El obsequio incluía trabajos de autores como Romuald Hazoumé, Bodys Isek Kingelez, Moké, Chéri Samba, Seydou Keïta, Ambroise Ngaimoko o Frédéric Bruly Bouabré. Desde que Sotheby’s inauguró el 16 de mayo del 2017 su departamento de arte africano moderno y contemporáneo en Londres la firma ha establecido más de 60 nuevos récords para creadores africanos. Mientras que Nueva York ha propulsado la revalorización del arte afroamericano, capitales como París y Londres se han centrado en el arte contemporáneo del continente negro. Las subastas especializadas –organizadas por Bonhams y Sotheby’s en Londres y Piasa y Artcurial en París–, atraen a una creciente audiencia. El resultado de las ventas combinadas entre París y Londres ha crecido desde los 7,6 millones de dólares facturados entre el 2014 y el 2016 hasta los 27,9 millones de dólares generados entre el 2017 y el 2019, según desglosa la consultora Artprice.