Simpatía camionera
Muchas cosas habrán cambiado en el mundo cuando la pandemia del coronavirus forme parte del pasado. Esperemos ser capaces de extraer conclusiones de la Covid19, para quedarnos con algunas de las cosas buenas que habrán surgido tras su devastadora oleada en nuestro planeta. Una de ellas va a ser, sin duda, cierto cambio de percepción sobre los camioneros, que durante la crisis sanitaria se han erigido en un silencioso ejército de héroes, inasequibles al desaliento ante cualquier adversidad que se cruzara en su camino.
Reconozco ser uno de esos conductores que maldecían internamente cuando me encontraba con un camión adelantando a otro en un tramo de autopista de dos carriles, situación que te obliga a circular durante un rato a velocidad moderada. Pero, como por arte de magia, mi visión de los camioneros ha cambiado durante las últimas semanas, y ahora han pasado a ser un colectivo que me genera vibraciones de simpatía.
Las pancartas de ánimo a los camioneros, colgadas clandestinamente en los puentes durante el confinamiento, reflejan que muchas personas han tomado conciencia del esfuerzo realizado últimamente por los titanes del asfalto, que siempre han defendido a muerte la vital misión de procurar el tráfico de mercancías. Sería fantástico que se instaurase espontáneamente un saludo destinado a los camiones como homenaje permanente. Proponemos dar un par de toques de bocina cada vez que se adelante a uno.