La movilidad tras la Covid-19
Mientras el mundo entero se adapta a la nueva realidad, el sector de la movilidad se enfrenta a las medidas de distanciamiento social y a las restricciones. La IRU (International Road Transport Union) indicaba, a finales de marzo, un nivel de contracción del 85% en los ecosistemas de movilidad de varias ciudades europeas. Esta coyuntura acelerará cambios necesarios para el impulso de la sostenibilidad y la innovación.
A corto plazo vemos cómo la movilidad terrestre se focaliza en las entregas a domicilio, potenciando la logística de última milla, gestionada por canales digitales. Ofrecer productos a domicilio ha sido vital para la supervivencia de no pocos negocios. Una buena noticia ha sido la rápida respuesta de fabricantes y proveedores de automoción para reconvertirse temporalmente y aportar soluciones a la urgencia sanitaria, como la producción temporal de respiradores. En el medio plazo, los pronósticos más optimistas apuntan a una recuperación económica durante el 2021. Asumiendo una menor densidad de tránsito, eso podría implicar el impulso de nuevos modelos de negocio, como la posible implementación de modelos de tarifa plana para segmentos específicos de usuarios, en lugar de tarifas dinámicas que dependen del nivel de ocupación.
Es muy probable que el entorno económico y epidemiológico sea más favorable al transporte unipersonal, donde coches particulares, bicicletas y patinetes eléctricos podrían salir más beneficiados, especialmente si cuentan con tecnologías autodesinfectantes para sus superficies. Esto es lo que ha ocurrido en China con un repunte de las ventas de vehículos a particulares. En cuanto a los concesionarios, aún es prematuro saber con certeza el impacto generado por la fuerte caída de las matriculaciones, aunque sin duda requerirán de urgentes medidas y/o ayudas gubernamentales si se quiere mantener la actividad comercial y productiva de la segunda mayor industria nacional después del turismo. En este sentido, es necesario el impulso de los canales digitales, así como el desarrollo de nuevos servicios de movilidad como el renting flexible o los servicios de suscripción que permitirán una contratación temporal de la movilidad sin fuertes compromisos financieros.
A largo plazo, la tendencia será una mayor conectividad y electrificación de la movilidad. Con o sin Covid-19, éste es un sector donde será cada vez más necesario satisfacer necesidades diversas y personalizadas. La conducción autónoma y tecnologías como el big data y el blockchain desempeñarán un papel relevante para impulsar una movilidad más segura y eficiente en las urbes. Conforme se levanten las restricciones sanitarias y se recuperen los patrones de circulación, la gestión de los datos será imprescindible para formalizar un rápido intercambio de información, así como el impulso de las nuevas colaboraciones de perfil público-privado que estamos observando en esta crisis.
Nueva era Es necesario impulsar canales digitales y desarrollar nuevos servicios, como el renting flexible