Europa responde a la velocidad del virus
Asistimos en Europa a la caída intertrimestral del PIB de entre el 2% y el 6%, al desplome de las matriculaciones de vehículos hasta en un 80%, al hundimiento del comercio minorista en un 9% y al derrumbe de la producción industrial a ritmos del 10%. Son cifras que pudieran parecer irreales, pero que responden, desgraciadamente, a la emergencia sanitaria que nos toca vivir y que ha provocado el parón económico del viejo continente en lo que va de primavera.
A grandes males, grandes remedios. Este es el refrán que han hecho suyo la canciller Merkel y el presidente Macron, responsables de las dos mayores economías de la Eurozona. Ambos países han propuesto, por sorpresa y en vista del momento excepcional actual, el embrión de una respuesta fiscal coordinada en forma de Fondo de Recuperación Europeo, por importe de 500.000 millones de euros, el 4,2% del PIB de la Eurozona. La propuesta supone un importante hito, ya que por un lado encomienda a la Comisión Europea captar esta cuantía en los mercados de deuda para obtener fondos de titularidad europea como nunca antes se había hecho; por el otro, propone su distribución en forma de transferencias no reembolsables, que no préstamos condicionados, hacia los países y sectores más afectados por la pandemia.
La Comisión, por su parte, ha recogido el testigo con entusiasmo aunque tiene claro que la propuesta francoalemana es solo una parte del plan que presentará el 27 de mayo. El organismo presidido por Ursula von der Leyen ya había dado muestras de una mayor agilidad al proponer la relajación de las normas sobre ayudas estatales y control del déficit público de los socios comunitarios, así como empujar a los estados miembro a acordar 540.000 millones de euros en forma de préstamos del Banco Europeo de Inversiones, del Mecanismo Europeo de Estabilidad y el fondo de empleo.
La cuadratura del círculo llegará con la presentación de su propuesta para los presupuestos plurianuales de la UE 2021-27. La solución ideal es su incremento en cuantía y porcentaje suficientes para da cabida a este Fondo de Recuperación, elevando la capacidad de endeudamiento del bloque de forma ordenada en términos de credibilidad y solvencia. El Banco Central Europeo y sus dos programas de compra de deuda en vigor actuarán como aliados, adquiriendo sin límite títulos de entidades supranacionales a un coste muy reducido.
Mientras, la posible mutualización camuflada de la deuda en el presupuesto comunitario pone en guardia a los ya conocidos como países frugales. En esta ocasión encabezados por Austria, presentan reticencias a la propuesta y trabajan en un plan alternativo más focalizado en inversiones a futuro y no tanto en cubrir los agujeros del pasado. La Comisión tampoco se queda atrás y, consciente que la aprobación del presupuesto plurianual lleva encallada dos años y necesita del plácet de los socios, avisa de que las ayudas no irán exentas de reformas.
El próximo Consejo Europeo de junio juzgará si la propuesta final de la Comisión es o no acertada. No nos cabe duda que ésta incluirá una buena dosis de préstamos condicionados; con todo, la clave residirá en las píldoras de solidaridad que aderecen la propuesta. Píldoras con efectos beneficiosos y veloces en la lucha contra toda clase de virus.