Guía para iniciarse en la bolsa
Una de las historias de éxito más célebres en los mercados financieros es la del fondo Fidelity Magellan Fund de Peter Lynch, con un rendimiento anualizado del 29% durante los 13 años que estuvo activo, entre 1977 y 1990. Lo más singular de este episodio no es tanto esta destacadísimo retorno como el hecho de que más de la mitad de los inversores del fondo perdieron dinero. Se trataba de un fondo de renta variable y mucha volatilidad, hasta tal punto que en los momentos en los que el fondo tenía fuertes subidas, experimentaba grandes entradas; y cuando corregía, de forma igualmente intensa, muchos inversores no soportaban las oscilaciones y vendían con pérdidas, para luego trágicamente igual volver a entrar a valores más altos. Una cosa fue el rendimiento del fondo, otra historia bien distinta la del inversor. Lynch reflejó sus impresiones y lecciones como gestor en el recomendable libro Batiendo a Wall Street, recientemente reeditado en castellano por Deusto-Value School.
Un primera mensaje es que Lynch centró siempre su cartera en acciones, el activo más rentable a largo plazo en cualquier plaza bursátil, tratando de mantener su cartera siempre lo más simple posible; los bonos son siempre más complejos de valorar. Por otro lado, el experimentado inversor aconseja tener únicamente una cartera comprada, evitando productos derivados y operaciones en corto, un riesgo que considera que raras veces está recompensado.
Ahora bien, ¿en qué acciones invertimos? Lynch aconseja buscar donde nadie mira, condición sine qua non para dar con valoraciones atractivas (al margen de momentos de correcciones históricas como el actual). Una vez estamos ante una valoración atractiva (no necesariamente medida por el siempre engañoso PER), lo siguiente es dar con buenos negocios, de calidad. Medir la calidad de un negocio es un arte, y un arte difícil: al final, consiste en estimar cuales serán los beneficios futuros de una compañía. Un buen universo en el que empezar a buscar es analizando empresas de las que usamos sus productos y servicios a diario. Lynch señala que si nos gusta el producto, seguramente nos gustará también el negocio.
Otra idea principal, común a otros grandes inversores como Warren Buffett, es su obsesión por invertir en negocios que sean entendibles. Lynch recomienda invertir solo en aquellas empresas de las que sepamos explicar a un tercero cómo ganan dinero, absteniéndonos de invertir en negocios complejos que escapen a nuestro entendimiento.
El libro de Lynch comparte también algunas advertencias para el inversor ante determinados comportamientos que evitar. Por ejemplo, compañías que gastan cantidades ingentes de dinero en gastos de representación o en una sede corporativa vistosa. Otro elemento fundamental es si los directivos de la compañía invierten en ella, a poder ser con su propio dinero y sin que exista la obligación. Un buen libro de sabiduría.
Inversión Peter Lynch ofrece consejos: entender el negocio, mirar los flujos de caja y ver si los directivos invierten en la firma