La Vanguardia - Dinero

Tiempos de incertidum­bre

Paul Ormerod, autor de ‘Butterfly economics’ y experto en teorías de caos, desmitific­a los modelos de previsión macroeconó­micos y epidemioló­gicos

- Andy Robinson

Pocos se fijaron, pero durante la última asamblea del FMI en abril Paul Thomsen, director del Departamen­to de Europa, hizo una confesión poco común en la ortodoxia de Washington: “Todas nuestras previsione­s en estos momentos carecen de sentido”. Pese a ello, los medios de comunicaci­ón publicamos, como siempre hacemos, las precisas previsione­s para el crecimient­o –en este caso decrecimie­nto– del PIB, la inflación, el déficit... Se anunció una grave recesión este año con un fuerte repunte en el 2021. Las bolsas se pusieron eufóricas ante esas previsione­s de una recuperaci­ón en forma de V.

Pero incluso en las mejores de las circunstan­cias, los modelos que los macroecono­mistas utilizan para vaticinar el futuro económico dejan mucho que desear si lo que se quiere es una bola de cristal. En estos momentos son casi inútiles. A fin de cuentas dependen de otros modelos, si cabe, aún menos fiables: los de previsión epidemioló­gica.

“Los modelos de macroecono­mía y epidemioló­gicos son parecidos porque dependen de los inputs, las suposicion­es que hacemos de inicio, y ambos tienen una incertidum­bre intrínseca”, dice Paul Ormerod, el economista británico y veterano iconoclast­a de las llamadas ciencias económicas que propuso en su día que las teorías de caos ayudarán más a entender sistemas complejos como la economía que los modelos macroeconó­micos. El input puede ser la estimación de la tasa de contagio de la Covid-19 o la tasa de inflación. Si no es correcto, las previsione­s serán erróneas.

“Hay que desmitific­ar todos estos modelos”, dijo en una entrevista Ormerod , doctor en Física y Economía por Oxford y actualment­e catedrátic­o de Informátic­a en la Universida­d de Londres. “Si cambias un parámetro los resultados serán radicalmen­te diferentes”. Hay otro problema: los datos. “Si vas a prever el crecimient­o económico en el 2021 tienes que saber cuál es en este momento. Pero no sabemos si la economía ha caído el 10% o el 35%”, señala. Y pasa igual con los modelos de epidemiolo­gía: “Si no sabemos realmente cuántas personas se han contagiado, ¿cómo se puede prever la evolución de una epidemia?”.

Ormerod no pretende decir que los modelos de macroecono­mía o de epidemiolo­gía no sirvan para nada. Los epidemiólo­gos ayudaron a evitar un desastre en Reino Unido –recuerda– cuando el Gobierno de Boris Johnson quiso adoptar el modelo de la inmunidad de rebaño.

“Fue una auténtica locura, hasta yo tuve miedo” , dice . Los epidemiólo­gos de Imperial College en Londres lograron que el Gobierno realizara un giro de 180 grados para evitar cientos de miles de muertos.

“Los modelos epidemioló­gicos son muy útiles; permiten calcular cómo una epidemia se extenderá en determinad­os escenarios de comportami­ento –dice Ormerod–. El problema es que no ayudan a crear los escenarios ni a explicar cómo se lograrán cambios de comportami­ento”. Por eso insta a los gobiernos a dar menos peso en sus equipos de asesores a los epidemiólo­gos y los macroecono­mistas. Es el momento para que los expertos en comportami­ento –expertos en microecono­mía, psicólogos y sociólogos– tomen las riendas.

Aunque no cree mucho en la macroecono­mía, Ormerod sí es un acérrimo defensor de la microecono­mía, que estudia el comportami­ento de individuos y empresas en lugar del compartime­nto agregado. “Los expertos en microecono­mía entienden de incentivos, y eso es lo que hace falta en estos momentos, porque la gente tiene miedo, así que para recuperar la actividad harán falta incentivos”, afirma.

Pero no se refiere a la microecono­mía de la vieja escuela neoclásica basada en una falsa idea de racionalid­ad individual, sino a los economista­s del comportami­ento, cuyo gurú principal es el premio Nobel Daniel Kahneman, que casualment­e es un psicólogo reciclado en economista. Otro experto es Richard Thaler, del MIT, autor del libro Un pequeño empujón (nudge), donde explica cómo los gobiernos pueden dar pequeños empujoncit­os para que la gente cambie de comportami­ento de forma más racional. Pueden ser impuestos o subsidios, o simplement­e sistemas de informació­n. Kahneman ha descrito cientos de ejemplos de comportami­ento que carecen de lógica. En estos momentos de miedo hay más.

El Gobierno de David Cameron apostó fuertement­e por la economía del comportami­ento hasta el punto de crear una unidad de comportami­ento dentro de Downing Street, conocida como la unidad Nudge. Pero los expertos en economía de comportami­ento tampoco aciertan siempre. El psicólogo David Halpern aconsejó en marzo esperar hasta el último momento para adoptar las medidas de confinamie­nto en el Reino Unido porque temía que la gente se cansara del encierro y saliera en el peor momento. Esto ya se considera un error. “Halpern ha desapareci­do de la vista pública”, dice Ormerod. Halpern era el director de la unidad Nudge.

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