Soluciones con futuro
Culpar a Nissan por la pretendida miopía industrial que han demostrado al cerrar la planta de Zona Franca no va a servir para cambiar su opinión. No es hora de lamentarse, más bien es el momento de reaccionar y tomar decisiones valientes. Desde esta columna instamos al Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Catalunya y el Gobierno de España a remar en la misma dirección, a focalizar sus esfuerzos en la búsqueda de soluciones con futuro. Del mismo modo que el coronavirus nos ha convencido a casi todos de la importancia de invertir en sanidad, deberíamos darnos cuenta de la trascendencia en el porvenir que va a tener el dinero dedicado a la movilidad con vocación ecológica. Subvencionar la tremenda bolsa de paro provocada por el cierre de fábricas es el peor escenario posible si queremos un mañana próspero. Lo ideal sería luchar por mantener cada uno de los puestos de trabajo, aunque exija el esfuerzo de reinventarse. La sentencia de Nissan representa una oportunidad para que nuestro país intente tener un papel protagonista en la automoción europea. Si el destino de la movilidad pasa por los vehículos sin emisiones, igual podríamos nacionalizar la factoría, con el fin de aprovechar la inestimable experiencia acumulada por los trabajadores con la furgoneta eléctrica e-NV200. Capítulo especial merece el centro técnico, que podría pilotar el sueño de dar vida a modelos nacionales propulsados por baterías.