Buscando la vacuna
Nunca antes habíamos tenido la sensación de querer avanzar tan rápidamente en la búsqueda de una vacuna como en estos momentos. Será ese antídoto que nos ofrezca la inmunidad frente a la peor pandemia conocida hasta la fecha en el todavía corto siglo XXI. Tiempo es la palabra mágica que puede darnos la clave del éxito. Pero, para pensar en cuánto tiempo es necesario para el hallazgo, debemos quizás ahondar en el pasado más reciente. Así, durante la epidemia conocida como el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) del 2003, la comunidad científica empleó cerca de 20 meses hasta dar con una vacuna lista para ser probada en humanos. La realidad es que el brote había sido contenido antes gracias a medidas que, desgraciadamente, hoy son muy familiares, como la de aislar a los infectados, el establecimiento de cuarentenas y rastreo de infectados, entre otras. Pero no desesperemos. La ingente dotación de recursos destinada en esta ocasión, muy superior a la de entonces, permite avanzar con paso firme en pos de una vacuna eficaz y segura contra el coronavirus. En estos momentos se contabilizan más de 100 estudios, con ocho ya en fase clínica de desarrollo, y que necesitarán de unos niveles de escalabilidad en la fabricación relevantes para tener un impacto global.
Aunque las noticias surgen prácticamente a diario, en la actualidad son 6 los estudios más avanzados. Destacamos el de la británica AstraZeneca que, junto a la universidad de Oxford, anunció hace escasas fechas estar lista para obtener la vacuna en septiembre con expectativas de producción de hasta mil millones de dosis de aquí a finales del año próximo.
Adicionalmente, el consorcio germano-estadounidense Bio Ntech-Pfizer, la china CanSino y la estadounidense Moderna están bien situados, todas con expectativas de lanzamiento entre finales de año y comienzos del que viene. De las tres es Moderna la que ha comprometido un mayor número de dosis que fabricar, hasta mil millones. Tampoco descartamos buenas noticias en los casos de Johnson & Johnson, tras adelantar a julio los ensayos de su propuesta de vacuna en humanos frente a su plan inicial de septiembre, y el consorcio Sanofi-GlaxoSmithKline, ambos con expectativas de obtener la vacuna en el 2021 y producción de hasta 1.000 millones de dosis.
Pese a la notable velocidad, la carrera no está exenta de problemas ya que los estudios siempre podrían no funcionar o fallar a la hora de otorgar la inmunidad total. En las últimas semanas, además, se reducen notablemente los ingresos de pacientes por coronavirus. Este hecho paraliza parte de los ensayos clínicos necesarios, pudiendo dar al traste con los plazos comentados y retrasar la aparición de la vacuna.
Mientras tanto, las bolsas apuestan por su propia inmunidad, con ascensos de en torno al 30% desde los mínimos vistos en marzo. Si en los peores momentos de la crisis, los sectores farmacéutico y tecnológico han servido como refugio, las tímidas señales de recuperación a que apuntan los datos de confianza empresarial han hecho que sectores muy castigados asociados a la actividad bancaria, turística o energética hayan tomado en parte el relevo, aunque desde niveles muy bajos. El paulatino retorno de la actividad económica y la ausencia significativa de rebrotes, a la vuelta del verano podrán afianzar la sensación de inmunidad, aunque la confirmación llegará con ese deseado pinchazo.