La esencia sigue intacta con más control en las cuentas
Collell, con tiendas de ropa y complementos, mantiene la apuesta por las marcas locales y sostenibles
L. F. Florio
El impacto de la Covid sigue marcando el día a día en los comercios a pie de calle. Con el cierre total y sin clientes, las finanzas llegaron a estar al límite. Bien se sabe en Collell, con dos tiendas de ropa y regalos y complementos en Horta. Llevaba desde el año pasado en un programa de apoyo de Barcelona Activa, tras notar una caída en las ventas, y ahora se ha enfocado “a acciones para mantenernos y superar la crisis”, explica Lola Rodríguez, dueña.
Ejemplo de tienda de barrio y con más de tres décadas de vida, cortar la hemorragia de las ventas y finanzas era lo más urgente. Administrar bien lo que se tenía en mano. “Aunque la tienda era rentable, siempre iba mal de tesorería en algún momento”, apunta Rodríguez. Y con el golpe de la pandemia eso fue a más:
“Con cero ingresos había que hacer frente igual a los gastos y facturas”.
Collell, que mantendrá su apuesta por las marcas locales y colecciones sostenibles, trazó un plan de acción con el apoyo de dos mentores, uno especializado en economía. De un lado, mejorando en las negociaciones con proveedores, en la gestión de compras –“cuanto más vendes más compras”, señala, y lo que se vende en temporada se compra con bastante antelación– y en los gastos fijos. Del otro, con actuaciones para mantener a la clientela “al día” en el peor tramo de la crisis. “Durante el confinamiento trabajamos mucho. Hemos hecho un plan de márketing para Instagram, Facebook y con newsletter propia”.
También, como muchas otras tiendas y marcas, mirando al online, con una web “que sirve cada vez más de escaparate, para que la clientela vea lo que tiene, que se acerque a la tienda”. Y al levantar la persiana ha dado resultado. “Al volver, al abrir, ha ido bien… Está habiendo ventas”. En definitiva, una gestión más profesionalizada que ha quitado “la angustia” y mostrado que “no se acababa el mundo si no pagaba un recibo”. Así se ha logrado sobrevivir a todo: falta de ayudas, de facilidades en el alquiler, cobros tardíos en el cese de actividad, la cuota de autónomos...
De cara a lo que viene afirma tener más tranquilidad, en parte tras solicitar un crédito con aval estatal para apuntalar la liquidez. Pese a todo, Rodríguez cree que la temporada de invierno “será muy dura” y no se ha pasado la crisis. Entre ambas tiendas, que atienden ella y su marido, prevén una caída del 30% en los ingresos “por muy bien que vaya” lo que resta de año. Igual siempre hay esperanza: “Cuando montamos la tienda –en los noventa estaba centrada en producto ecológico– no pensábamos que duraría tanto y se convirtiera en nuestro medio de vida”, confiesa.
Durante la crisis se ha redoblado el esfuerzo para mantener informados a los clientes