Otra oportunidad para las arepas
Muack hace de la crisis una ocasión: pasa del restaurante a la web y se convierte en proveedor para otros
Típicas de Venezuela y Colombia, las arepas, de masa hecha con maíz, viven un momento dulce y que parece aguantar todo. Judit Schleider y Verushka Lashkoff regentaban antes de la Covid-19 el Muack Arepa Bar. En el confinamiento dejaron el local, tras cuatro años de aventura y finalizar el contrato de alquiler, y con apoyo de Barcelona Activa y los mentores han dado una vuelta al proyecto, reconvirtiéndose en restaurante online y proveedores para terceros.
De la crisis, oportunidad. Se ha hecho un nuevo plan de negocio y financiero y se ha buscado financiación para un nuevo obrador propio. Y las ideas de expansión que ya tenía la pareja antes de la crisis se han puesto en marcha. La primera, convertirse en fabricantes. “Queremos dar soluciones a los restaurantes, como un proveedor más, resolver necesidades”, dice Schleider. Han alquilado un obrador hasta montar el propio y fabrican arepas y los rellenos –de pollo, ternera, carne mechada o pulled pork– para venderlos a restaurantes, al por mayor y al consumidor final. También hacen más productos como tequeños, falafels, burritos, arrollados o empanadas argentinas. No abandonan la idea de reabrir el restaurante, pero Schleider apunta que ahora “se llega más lejos, a toda Barcelona, España y Europa, puede haber una expansión muy grande”, dice. A futuro el papel de proveedor puede tener más peso que la venta a particulares con un local. En ese sentido, tras un rediseño de su web, el restaurante se ha mudado online operando por ahora viernes, sábado y domingo bajo la marca Muack. Reciben unos treinta o cuarenta pedidos diarios, que se llevan a domicilio. Sobre todo son de gente joven. “Las arepas están de moda, las nuestras son diferentes, sabrosas”, lanza. Aquí ha sido muy importante la apuesta por las redes sociales desde el primer momento, como en Instagram, que “han traído muchos clientes”, apunta Schleider.
El otro gran vuelco durante la crisis ha sido ponerse en serio con el plan de franquiciar la marca que les rondaba antes de la pandemia. “La idea es abrir una primera tienda nuestra y empezar a franquiciar. Tenemos una marca posicionable y es fácil estandarizar los procesos y que sea rentable”, asegura. Ellas mismas proveerían la comida. Más allá de sobrevivir, la vista está en expandirse.