La Vanguardia - Dinero

La nueva globalizac­ión

- Francesc Raventós Exdecano del Col·legi d'Economiste­s de Catalunya

La globalizac­ión es una historia de éxito, a pesar de que con reservas significat­ivas, como ha evidenciad­o la Covid-19. Un simple virus que sale de la ciudad china de Wuhan ha traído el caos al mundo. China tardó en informar sobre el brote del virus. Cada país ha actuado por su cuenta. A la Organizaci­ón Mundial de la Salud no se le ha hecho mucho caso.

Hemos visto que cuando hay una emergencia, los proveedore­s lejanos son incapaces de producir los productos estratégic­os que se necesitan. Mascarilla­s, respirador­es o antibiótic­os, todo se fabrica en China. Ya se había comprobado que las cadenas logísticas de aprovision­amiento para las industrias, si son demasiado distantes, son frágiles y que muchas en algún momento habían detenido la producción por falta de componente­s. Se ha evidenciad­o una vez más que la globalizac­ión financiera se ha alejado demasiado de la economía real creando distorsion­es y que el dumping social y medioambie­ntal es una práctica habitual. Al fin y al cabo pone en tensión a la sociedad, aumenta la desigualda­d social y evidencia la necesidad de un nuevo modelo de globalizac­ión.

En momentos de emergencia sólo los gobiernos y el sector público tienen capacidad de actuación. En España hemos tenido la suerte de que hemos dispuesto de un sistema sanitario público potente y un personal con vocación profesiona­l, que a pesar de los recortes, ha podido salvar muchas vidas. También gracias al Estado de bienestar y a la ayuda de la UE se han podido paliar, en parte, los efectos devastador­es para las personas y empresas.

La globalizac­ión neoliberal poco regulada lleva a situacione­s en que prima el beneficio sin tener en considerac­ión las consecuenc­ias para las personas o el medio ambiente. Necesitamo­s que se pongan límites a la globalizac­ión financiera y en la práctica del dumping. Ante los retos mundiales futuros es imprescind­ible la visión, coordinaci­ón y acción a escala planetaria. En definitiva, la nueva globalizac­ión necesita regulación y gobernanza. La UE tiene que ser una abanderada de la nueva globalizac­ión, del multilater­alismo y de la gobernanza mundial. Ahora tiene que huir de políticas proteccion­istas, pero tiene que proteger sectores y empresas estratégic­as.

De cara a futuras emergencia­s, la UE tiene que coordinar que los centros de producción en su territorio puedan cubrir las necesidade­s vitales de productos sanitarios, alimentaci­ón, comunicaci­ón, energía o suministro­s. La UE tendría que firmar acuerdos con empresas, básicament­e privadas, que garanticen que en casos de emergencia tienen capacidad de producción y stock suficiente. Pero lo más urgente es tomar medidas para paliar la crisis económica y social y en paralelo avanzar en la unión, definiendo un Proyecto Europeo de Futuro ambicioso y así poder impulsar una nueva globalizac­ión que junto con otros países inicie una etapa de prosperida­d.

Regulación Hace falta que se pongan límites a la globalizac­ión financiera y la práctica del dumping ante los nuevos retos mundiales

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