Alcoa y Nissan, nueva reflexión
No habrá un nuevo encierro global como el del 14 de marzo. El precio que hemos tenido que pagar en términos económicos ha sido tan grande que el Gobierno de Pedro y Pablo hará lo imposible para no repetirlo. Todos hemos aprendido la lección y aunque en otoño-invierno se produzca una nueva oleada de la Covid, ya no nos cogerá desprevenidos, “sabemos qué es lo que tenemos que hacer”, aseguran desde la Administración.
La receta del ministro de Sanidad, Salvador Illa, de prepararse para lo peor, pero actuar como si no pasase nada, parece adecuada. La recuperación económica, que claramente ya ha empezado, va a depender de la actitud de los ciudadanos. Si nos comportamos igual que antes de la pandemia, naturalmente guardando las medidas de seguridad mínimas, y gastamos como veníamos haciéndolo, todo quedará reducido a una especie de cierre patronal. Si por el contrario dejamos que nos atenace el miedo, la economía se paralizará y nos veremos abocados a una depresión sin precedentes.
Todos los expertos coinciden en que hay que gastar. Hasta el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, afirma que “ahorrando no vamos a salir de esta crisis”. El BCE proporcionará todo el dinero que sea necesario para garantizar las rentas. Los gobiernos harán todo lo que esté en su mano para evitar que la economía se pare. Otra cosa muy diferente es que volvamos al gran encierro para salvar vidas si el virus muta y produce un rebrote más agresivo, como pasó con la mal llamada gripe española. En ese caso no habría nada que hacer. Pero eso no va a suceder.
Como dicen los anglosajones, cuando el dentífrico sale del tubo no hay manera de meterlo. Eso lo sabe Pedro Sánchez, que ha quedado harto del estado de alarma. Por eso, cuando Pablo Casado le ha exigido que no se vuelva a decretar y que sean las comunidades autónomas quienes gestionen la segunda ola en
Para competir es necesario tener tecnología, obreros y capital. La filial de Alcoa no tiene energía competitiva y ahora están en juego 500 empleos directos y, con los indirectos, más de 1.000, que pueden dejar en el paro a la zona de Lugo. El Gobierno podría entrar en un proyecto público-privado. La instalación de una central eléctrica de ciclo combinado podría tener costes como los que quiere la multinacional americana, pues su estrategia es generar electricidad y ganar por kilovatio (lo que ganan en el aluminio es un complemento). Ahora hay contratos a futuro de gas a precios para competir por años. Navantia consiguió un contrato de Iberdrola para las estructuras del parque eólico de la Bretaña francesa. Según The Economist, Iberdrola es una de las empresas más dinámicas de España.
Nissan es un caso más delicado. Recibió durante años subsidios. Todos sabían que en cuanto dejara de ganar nos abandonaría con más de 25.000 familias en el paro. En Barcelona, Hispano Suiza fabricó coches mejores que los Rolls Royce y aviones de caza para los británicos. Y luego se fabricaron coches de fórmula 1. Había talento, capital y sentido empresarial. Ahora sobran los coches que contaminan, pero una marca norteamericana quería instalarse en Catalunya para fabricar un coche eléctrico. Los ingenieros de HP compitieron con Baviera para fabricar todas las impresoras del mundo 3D y lo consiguieron. ¿Por qué no luchar para fabricar un coche eléctrico en la Zona Franca?
Los nietos de la generación de internet aprendieron de sus antecesores. Ahora todos tienen marca propia, pero cuando intuyeron las amenazas de los aranceles punitivos de Trump se trasladaron a Vietnam. Temían que China les copiara sus modelos y luego Trump les impusiera aranceles. Fabrican desde antenas electrónicas a llaves que abren puertas de coches a distancia (suministran el 51% de las que se venden en el mundo). Confección y lencería de alta calidad, fundiciones de aceros especiales y toda una gama difícil de imaginar.
Las fábricas de coches de Japón tuvieron dificultades en China y también los tienen por motivos similares en Corea del Sur. ¿Se han hecho gestiones para ofrecerles los terrenos de la Zona Franca? El Mobile no llovió del cielo como el maná bíblico. Después de la Covid-19 los gobernantes gestionan y atraen nuevos inversores. La Comisión Europea quizás nos concederá préstamos a fondo perdido, pero la creación de empleos depende del Gobierno. Si hay ideas y sentido de la oportunidad es posible diseñar acuerdos público-privados. El capital busca oportunidades y los trabajadores, empleos duraderos. Es necesario insistir que donde se transfiere la investigación el capital levanta fábricas.