Fórmulas de financiación
Indudablemente, el año 2020 pasará a la historia de los mercados financieros como uno de los más atípicos. Entre la pandemia del coronavirus y la próxima celebración de las elecciones presidenciales estadounidenses, los mercados bursátiles andan sumidos en una gran incertidumbre. Esta falta de visibilidad está obligando a las empresas privadas a explorar nuevos y más sencillos métodos para conseguir capital. Una de estas fórmulas es la de acudir a las denominadas como SPAC (en su nomenclatura inglesa) o empresas de propósito especial. Las SPAC tienen una finalidad financiera, pero no realizan operaciones comerciales y su constitución persigue estrictamente obtener capital a través de una oferta pública inicial con el fin de adquirir una empresa existente. El objetivo principal es salir a bolsa y a continuación fusionarse con empresas de nueva creación como las start-ups. En lo que llevamos de año, en Estados Unidos, las 70 SPAC ya atesoran más de 28.600 millones de dólares. Esta cuantía representa más del doble de lo que se registró en el 2019 (13.600 millones). Muchos aseguran que a cierre del 2020 podemos ver que la recaudación oscilará entre 40.000 a 50.000 millones.
Estas compañías permiten a las empresas de alto crecimiento conocer antes de salir al mercado bursátil cuánto dinero van a recaudar o qué valoración conseguirán, entre otras cuestiones. En una salida a bolsa tradicional es imposible saber a ciencia exacta cuánto capital se recaudará y todo se fía a predicciones. Entre los acuerdos de las SPAC más recientes podemos encontrar la que involucró a Virgin Galactic de Richard Branson en el 2019 o la de Bill Ackman, fundador de Pershing Square Capital Management, que patrocinó su propio SPAC, Pershing Square Tontine Holdings, el SPAC más grande de la historia, recaudando 4.000 millones de dólares.
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