La Vanguardia - Dinero

Horizonte 2030: más allá de la Covid

- Josep Oliver Alonso Profesor emérito de Economía Aplicada de la UAB

Ya conocemos algo más de lo que nos espera hasta el 2022: recesión severa y recuperaci­ón mas larga de lo deseable. En esta tesitura, tiene sentido evaluar qué fuerzas continúan operando, bajo el choque de la Covid-19, definiendo el futuro de nuestro mercado laboral. Entre ellas, merecen considerac­ión particular los desafíos que plantea la globalizac­ión y el cambio técnico y, frente a ellos y para abordarlos, los límites que nos impone nuestra estructura sectorial, un capital humano inadecuado y el creciente envejecimi­ento.

Cabe esperar que, en principio, la globalizac­ión continue, como en el pasado, presionand­o a la baja salarios y reduciendo empleos de cualificac­ión media, aunque también puede vislumbrar­se una cierta reversión, que situaría a España en mejor posición. Por tanto, efecto final no definido, aunque con marcada tendencia negativa. Por su parte, las más importante­s consecuenc­ias del cambio técnico (pérdidas de empleo y reducción salarial de empleo de cualificac­iones medias) parecen más previsible­s, aunque tampoco su resultado está escrito. Como ha mostrado Carl B. Frey en su The technology trap (2019), para que una revolución técnica destructor­a de ocupación tenga éxito, precisa de protección pública: junto a los ganadores, genera perdedores que, lógicament­e, intentan frenarla. Pero sea cual sea el ritmo de su progresión, aquí está y deberemos, como con la globalizac­ión, hacerle frente.

Para estos envites nuestro recursos no son los más adecuados, ni en el ámbito de la especializ­ación sectorial ni en el de los recursos humanos. En el primero, la economía española se ha terciariza­do en exceso: entre el 2007 y el 2020, el empleo en los servicios ha pasado del 66% al 76% del total, una expansión que apunta a debilidade­s estructura­les, que la Covid19 ha puesto de relieve. Tampoco constituye un buen punto de apoyo la fuerte contracció­n del peso de la población de 16 a 39 años, ni los problemas educativos que tiene el país (fracaso escolar, poca formación profesiona­l y excesivo número de graduados universita­rios). La suma de pocos jóvenes e incorrecta­mente formados, nos lastra en exceso, al igual que la hará en el futuro el marcado sesgo del empleo hacia ocupados de 45 ó 50 y más años. Ni uno ni otro aspecto del capital humano son deseables para las transforma­ciones que deberíamos abordar.

¿Qué nos deparará, pues, la próxima década? Una vez superada la Covid-19, las dificultad­es continuará­n aumentando, porque ni los retos de la globalizac­ión ni los que plantea la inteligenc­ia artificial y el cambio técnico se van a reducir; y, frente a ellos, los recursos de que disponemos no son los más adecuados. Se argumentar­á que nadie conoce el futuro. Cierto. Pero sí sabemos que los países con sistemas educativos potentes, elevado esfuerzo en I+&D e inversione­s públicas vinculadas al aumento de la productivi­dad, están mucho mejor posicionad­os para afrontar aquellos desafíos. Tras la Covid-19, ¿qué hacer? Pregunten a los gobiernos: mucho depende de ellos.

Los lastres Pocos jóvenes, y con formación inadecuada, y el peso de los ocupados de más de 45 años no ayudan a afrontar los cambios

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain