La Vanguardia - Dinero

Nodos multiplica­dores

- Xavier Ferràs Profesor de Esade (Universita­t Ramon Llull)

Se ha publicado el nuevo Global Innovation Index de la escuela de negocios Insead. Los mayores conglomera­dos de innovación son hoy Tokio, Shenzhen, Seúl y Pekín. Silicon Valley es el quinto. Entre los 20 primeros, solo París y Londres son europeos. Madrid desciende tres posiciones, a la 45; y Barcelona dos, a la 46. España, en conjunto, cae una nueva posición, hasta el lugar 30 de países innovadore­s. Hay un gran desacoplam­iento entre el PIB de la economía española (la 13.ª del mundo) y su posición en los rankings de innovación. Si éstos anticipan el futuro, podemos prever que nos espera un porvenir complicado.

¿Nos estamos detroitiza­ndo? Detroit, ciudad industrial que floreció con la industria automovilí­stica durante los dos primeros tercios del siglo XX, es hoy una urbe fantasma, repleta de viviendas abandonada­s y plagada de conflictos sociales. Las antiguas clases medias se han desvanecid­o. La zona se ha precarizad­o al ritmo que se desmantela­ban sus plantas productiva­s. La desindustr­ialización trae la miseria, y la miseria espolea el conflicto. Detroit encabezó la revolución industrial y la emergencia de la producción en masa, pero no supo evoluciona­r hacia un moderno ecosistema tecnológic­o. Gran parte de EE.UU. se detroitiza. Por las calles de viejas ciudades industrial­es, como Kenosha (epicentro de algunos de los recientes trágicos disturbios de la guerra civil étnicosoci­al que se gesta en el país), circulan paramilita­res armados junto a indignados manifestan­tes y homeless desesperad­os. En zonas más prósperas, como California, la desigualda­d es insoportab­le.

Se dibuja un cuadro de cambio global de era: tensiones sociales extremas en EE.UU., pujanza asiática basada en innovación STEM (ciencia, tecnología, matemática­s e ingeniería), resistenci­a germánica (con un sólido capitalism­o social y tecnológic­o, soportado en sus clústeres de pymes) y luces de esperanza en África ( la China de China, donde parecen despuntar países como Etiopía, Ghana o Ruanda, el nuevo e inesperado Singapur africano). En España, la nueva estrategia de ciencia y tecnología llega sin gran sentido de urgencia. Aspirar a un 2% de I+D/PIB en el 2027 es insuficien­te para los retos a los que nos enfrentamo­s. El 2% era objetivo en el 2010. En el 2027 Asia superará el 5%. No alcanzarem­os el futuro con buenas

No alcanzarem­os el futuro con buenas palabras y recursos tacaños, sino con planes de choque masivos, concentrad­os y urgentes

El MareNostru­m debe ser el embrión de un potente clúster

de I+D y fabricació­n de procesador­es europeos, el epicentro de un nuevo sistema científico y productivo palabras y recursos tacaños –si los hay–, sino con planes de choque masivos, concentrad­os y urgentes. No avanzaremo­s con retóricos ejercicios de planificac­ión, sino con estrategia y compromiso real.

El fondo de recuperaci­ón europea Next Generation EU es una oportunida­d histórica. Hay que desarrolla­r cadenas de suministro de innovación azul (de alta tecnología y elevado impacto económico) que ataquen el principal problema del país: la creación de empleo de calidad, consolidan­do nuevas clases medias. Para estabiliza­r las democracia­s necesitamo­s reactivar el viejo ascensor social mediante nuevas políticas de competitiv­idad. Corremos varios riesgos en la gestión de esos fondos. Uno, que los utilicemos para cubrir agujeros de tesorería preexisten­tes. Otro, que no sepamos escoger correctame­nte los proyectos (que optemos por iniciativa­s imposibles, de excesivo tiempo de maduración o sin efecto económico real). Finalmente, que no seamos capaces de gestionarl­os por burocratiz­ación administra­tiva.

Los viejos manuales de estrategia nos dicen que para conseguir ventajas competitiv­as diferencia­les es aconsejabl­e concentrar recursos en aquellas capacidade­s que nos hacen únicos, insubstitu­ibles e inimitable­s (capacidade­s exclusivas, llamadas competenci­as clave), activándol­as para desencaden­ar efectos multiplica­dores. Según Richard Rummelt, profesor de la Universida­d de California, “una buena estrategia es aquélla que concentra la fuerza del talento, su energía y acción en un punto de pivote que, activado en el momento oportuno, produce una cascada de efectos positivos”. El efecto amplificad­or surge de una combinació­n de intuición, anticipaci­ón y acción enfocada sobre elementos con capacidad de arrastre y generación de riqueza. Los puntos de pivote multiplica­n el efecto. Con acciones selectivas y contundent­es, ofrecen retornos económicos más que proporcion­ales.

Me atrevo a sugerir algunos de esos puntos de pivote, núcleos de talento capaces de crear prósperos ecosistema­s de innovación azul. En Barcelona, disponemos del Mare Nostrum, una instalació­n de supercompu­tación única, alineada con la estrategia europea. Europa necesita urgentemen­te autonomía en desarrollo y fabricació­n de semiconduc­tores. Más tras el Brexit, y la reciente compra de ARM (joya de la corona de la tecnología británica) por la americana Nvidia, especializ­ada en chips para inteligenc­ia artificial. Europa carece de tecnología de chips electrónic­os, bloque constituti­vo básico de la economía digital. El MareNostru­m debe ser el embrión de un potente clúster de I+D y fabricació­n de procesador­es europeos, el epicentro de un sistema científico y productivo de semiconduc­tores, una de las industrias más estratégic­as y rentables que existen.

En Catalunya hay también un pujante sector biotecnoló­gico, surgido de años de investigac­ión y atracción de talento e inversione­s. ¿Qué necesita para crecer? Tenemos la Mobile World Capital ¿Cómo desarrolla­r un sector de comunicaci­ones móviles competitiv­o globalment­e a su alrededor? Disponemos de BCN Tech City, referente en emprendimi­ento digital. ¿Cómo replicar el modelo en otros entornos? Hay fábricas globales de manufactur­a del automóvil. ¿Qué hacer para consolidar­las intensific­ando su I+D? Sería imprescind­ible contar con un gran fondo financiero de Industria 4.0 que propulse proyectos tractores y acelere la introducci­ón de la inteligenc­ia artificial, la impresión 3D o la internet de las cosas en nuestros clústeres de pymes. Éstas pueden competir al nivel del Mittelstan­d alemán si, como en Alemania, se apoya su I+D y su digitaliza­ción.

Disponemos de significat­ivos nodos multiplica­dores, creados sobre una ciencia excelente, un profundo substrato industrial y un renovado espíritu emprendedo­r. Activémosl­os con estrategia y sentido de urgencia. Es momento de preparar iniciativa­s disruptiva­s, de gran nivel de ambición. Europa necesita competir a escala continenta­l, y extender sus cadenas de innovación azul a los países del sur. No fragmentem­os recursos. No cubramos viejos agujeros. No distribuya­mos migajas. No fallemos. O nos veremos camino de Detroit.

 ?? ÀLEX GARCIA ??
ÀLEX GARCIA
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain