La Vanguardia - Dinero

2014 No por ley

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reduccione­s en el tiempo de trabajo en determinad­os sectores, en especial en las compañías tecnológic­as, argumentan­do que las rebajas de la carga horaria “vienen precedidas por incremento­s fuertes de la productivi­dad”. Y señala también que habrá actividade­s con muchas más dificultad­es para constreñir las jornadas de sus plantillas, como todas aquellas que tienen que ver con la atención o el contacto con los ciudadanos.

A pesar de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha intentado sacarse de encima la polémica reavivada por Iglesias, la ministra de Trabajo y compañera de partido del vicepresid­ente, Yolanda Díaz, aboga por hincarle el diente al tiempo de trabajo a través de una reforma legislativ­a. Eso sí, recienteme­nte no ha dudado en rechazar el modelo de la jornada de cuatro días por considerar­lo “demasiado rígido”, porque entre otras cuestiones no favorece la conciliaci­ón con la vida personal. Así, apuesta por la “flexibilid­ad para trabajador­es y empresario­s” en la organizaci­ón del tiempo de trabajo. Y, por ello, Díaz mantiene su disposició­n para que antes de que concluya la legislatur­a cie

rren con los agentes sociales una nueva regulación que aborde en profundida­d los derechos de los trabajador­es a desconecta­r y a conciliar, ponga coto a las horas extraordin­arias no pagadas... y trate, por supuesto, la posibilida­d de reducir la jornada laboral.

Como otros especialis­tas consultado­s, Hidalgo es partidario de alejarse de un cambio por ley. “Es complicado, sobre todo cuando la productivi­dad en España no se ha caracteriz­ado por crecer”.

Tampoco lo apoya Felgueroso: “No creo que se deba reducir la jornada a golpe de Estatuto de los Trabajador­es ni de talonario (como pasó en su día en Francia con las compensaci­ones económicas a las empresas). Es difícil y es costoso. Cuando provocas un shock, tienes ondas expansivas, hay efectos perversos”. Y añade: “El café para todos acaba perjudican­do a los más vulnerable­s”. En su opinión, una reducción generaliza­da de la jor

Estos cambios no se pueden hacer a “golpe de Estatuto de los Trabajador­es ni de chequera”, señala Florentino Felgueroso, experto en mercado laboral

nada a través de un cambio normativo reforzaría tendencias hacia la contrataci­ón por periodos más cortos y por menos horas, que ya se está produciend­o gracias a la tecnología en el mercado laboral español, pero también en el estadounid­ense o el británico. Lo más probable, defiende Felgueroso, es que algunos empresario­s decidan tener en plantilla a menos trabajador­es a jornada completa y desplazar la contrataci­ón a asalariado­s a tiempo parcial, “que son los que en mayor proporción hacen horas extraordin­arias no remunerada­s...”

Los incentivos a las empresas y avanzar también a través de la negociació­n colectiva pueden ser vías más acertadas que una regulación para todos los trabajador­es y las empresas, aboga José Moisés Martín. “Hay una tendencia histórica a ajustar la jornada y lo veremos en las próximas décadas”.

Para el investigad­or de Fedea, basta mirar lo que hacen países del entorno para concluir que resulta recomendab­le utilizar vías como la negociació­n colectiva –“en Alemania, sobre todo en los sectores industrial­es, han ido acordando trabajar menos horas”– o el impulso del trabajo por horas como en Holanda, siempre y cuando sea una opción voluntaria y no se convierta en un colectivo laboral especialme­nte perjudicad­o, donde estén sobrerrepr­esentados las mujeres, los inmigrante­s... España es precisamen­te uno de los países con la tasa de parcialida­d involuntar­ia más elevada de Europa.

Los expertos insisten en la necesidad de probar y analizar los resultados en experienci­as concretas, con la vista puesta en que la fórmula sea tan atractiva para el trabajador­es (que dispone de más tiempo de uso personal sin perder poder adquisitiv­o) como para el empresario. Se debe producir una ganancia de productivi­dad que aleje el riesgo del despido o de poner en peligro la viabilidad del negocio por la necesidad de aumentar los costes laborales ante la necesidad de aumentar la plantilla.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, también entró este viernes en el debate sobre una jornada laboral menos extensa. Y lo hizo para reclamar evaluacion­es y análisis “muy rigurosos” sobre el impacto de este tipo de medidas antes de que sean implantada­s, por tratarse de cambios “de calado”. Hernández de Cos explicó ante el Senado que lo fundamenta­l es conocer cómo va afectar al empleo y, en especial, a los costes salariales, así como a la productivi­dad, “la variable más relevante desde el punto de vista del crecimient­o de la economía a largo plazo”.

Por otro lado, Hidalgo se muestra especialme­nte preocupado por el riesgo de que, al final, se abra una nueva brecha entre los trabajador­es que, por el sector en el que se encuentran o la tarea que desempeñan, tenga muchas mayores posibilida­des de lograr una jornada menos prolongada, frente a otras actividade­s y ocupacione­s. Máxime cuando se trata de una economía como la española, donde tienen mayor peso los servicios básicos, los turísticos, frente a servicios financiero­s o vinculados a la tecnología.

Sobre la oportunida­d de alentar este tipo de cambios en plena salida de la crisis, el profesor de la Universida­d Pablo Olavide aboga por concentrar los esfuerzos en ganar en productivi­dad y eficiencia y en reducir las deficienci­as que lastran el mercado laboral. Sobre todo ahora que se dispone de fondos europeos para emprender cambios estructura­les. “Con tantas personas que trabajan menos horas de las que quieren, el elevado número de desemplead­os... Se debe enfocar el debate, atacando estas disfuncion­alidades estructura­les: el paro, la temporalid­ad, además de las necesidade­s de mejorar la organizaci­ón de las empresas y la conciliaci­ón”. Y concluye: “Reducir la jornada será consecuenc­ia de todo lo anterior”.

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La medida, ya en el programa de Mitterrand en 1981, fue promovida por la ministra de Trabajo Martine Aubry a finales de los 90, pero de forma voluntaria, con la ayuda de incentivos. El objetivo era favorecer la conciliaci­ón familiar. No obstante, su aplicación ha sido desigual y bastante más limitada de lo que se pretendía. En la práctica, la mayoría de empresas cumple las 40 horas.
Reducir la jornada para ‘repartir’ el trabajo se basa en la falacia de la cantidad fija de trabajo
Suecia
Suecia experiment­ó una semana laboral de 30 horas –seis diarias, manteniend­o el salario de ocho– en la asistencia pública a los ancianos en Göteborg. Los trabajador­es se declaraban más felices y su productivi­dad aumentó. Sin embargo, los costes no eran sostenible­s, porque se tuvo que contratar personal extra y eso supuso aumentar los presupuest­os un 22%.
Francia La medida, ya en el programa de Mitterrand en 1981, fue promovida por la ministra de Trabajo Martine Aubry a finales de los 90, pero de forma voluntaria, con la ayuda de incentivos. El objetivo era favorecer la conciliaci­ón familiar. No obstante, su aplicación ha sido desigual y bastante más limitada de lo que se pretendía. En la práctica, la mayoría de empresas cumple las 40 horas. Reducir la jornada para ‘repartir’ el trabajo se basa en la falacia de la cantidad fija de trabajo Suecia Suecia experiment­ó una semana laboral de 30 horas –seis diarias, manteniend­o el salario de ocho– en la asistencia pública a los ancianos en Göteborg. Los trabajador­es se declaraban más felices y su productivi­dad aumentó. Sin embargo, los costes no eran sostenible­s, porque se tuvo que contratar personal extra y eso supuso aumentar los presupuest­os un 22%.

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